Por Jorge Ottati 

El espectacular arribo de Lionel Messi a Francia, donde firmó contrato con Paris Saint-Germain luego de haber disputado toda su carrera como profesional con Barcelona en España, ha provocado infinidad de comentarios en todo el planeta. Entre ellos, mucho se habló del primer encuentro del argentino con su nuevo compañero Sergio Ramos, quien durante 16 temporadas fuera uno de sus grandes rivales en la Liga Española.

Mucha gente se sorprendió con las imágenes del momento en el cual Messi y Ramos se vieron en las instalaciones del club parisino, debido a las sonrisas y abrazos entre ambos jugadores. Quienes durante más de una década estuvieron en veredas opuestas, enfrentados en partidos clásicos y protagonistas de innumerables duelos observados en vivo y en directo a través de la televisión desde todos los rincones del mundo, hoy comparten el mismo objetivo al haber firmado con PSG.

Que dos legendarios rivales pasen a formar parte de un mismo equipo no es nada nuevo en el mundo del deporte, y mucho menos debería sorprender en estos tiempos, donde es difícil que los jugadores se mantengan muchas temporadas en un mismo club, debido, especialmente, a factores económicos.

Si ver a Ramos y a Messi juntos en un plantel profesional llama la atención de la mayoría, existe una situación, que se produjo en el básquetbol de Estados Unidos en 1995, que la supera con creces. En octubre de ese año, Chicago Bulls, el equipo liderado por Michael Jordan, sorprendió al anunciar la llegada del controversial Dennis Rodman, proveniente de San Antonio Spurs, quien era, hasta ese momento, uno de los jugadores más odiados por los aficionados en Chicago.

Como integrante de Detroit Pistons, Rodman fue uno de los jugadores que más castigó físicamente a Jordan y a sus compañeros de los Bulls. De hecho, Scottie Pippen todavía tiene en su mentón la cicatriz que le provocó Rodman al lanzarlo con violencia contra una silla ubicada debajo de un tablero. ¿Aceptarían Jordan y Pippen tener como compañero de equipo a Rodman? ¿Cómo sería la convivencia en los entrenamientos? ¿Le perdonarían las agresiones físicas del pasado? Esas y muchas otras interrogantes fueron rápidamente disipadas cuando se inició la temporada 1995-96, y los Bulls comenzaron a sumar una victoria tras otra. Ganaron 72 de 82 partidos en la temporada regular y 15 de 18 juegos en la postemporada, para conquistar el título de campeones en una campaña inolvidable, con un equipo que hizo historia en la NBA.

Por otra parte, existen muchos aficionados que todavía no pueden creer al ver a Messi con una camiseta distinta a la de Barcelona. ¿Recuerdan a Michael Jordan con Washington Wizards luego de toda una vida de títulos con los Bulls? ¿Y qué decir de Tom Brady con Tampa Bay Buccaneers después de ganarlo todo con los Patriots? El deporte se encarga siempre de demostrarnos que, tanto dentro como fuera de los campos de juego, todo es posible.

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