https://aventuraamericana.com/index.blog?start=1209250799&topic_Partimos hacia el sur rumbo a San Andrés de Tuxtla. A lo largo de la carretera un cartel exhortaba: ¡Protege al cangrejo azul! y muchos otros anunciaban la venta de camarones, pescados y mariscos.

Al llegar nos recibe la Dra. Rosa Azamar Aburto, quien además de propietaria del pintoresco y tradicional Hotel Michelle, es Doctora en Medicina -especializada en Ginecología- Docente  y líder comunitaria. Ella nos dice que San Andrés de Tuxtla “lugar de papagayos y loros” es un Municipio ubicado al sur del Estado de Veracruz, en la Región de Los Tuxtlas y que cuenta con 150 mil habitantes.

En lo que respecta a la educación, nos comenta que, aparte de las escuelas y jardines, las instituciones de nivel medio superior son la Secundaria y la Preparatoria y los estudios superiores cuentan con la Universidad del Golfo de México, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores  y el Colegio de Estudios de Los Tuxtlas.

La economía de la región es la agrícola ganadera y la explotación de maderas finas como el cedro y la caoba;  también es famosa por los puros y el tabaco y por la prestación de servicios turísticos.

Fue fundada hacia el siglo XVI y por un decreto de 1826 se le declaró como cabecera del cantón y en 1893 se le eleva al rango de ciudad. Tiene clima cálido entre los 20 y 28 grados Celsius. Entre sus puntos más importantes podemos referirnos al Salto de Eyipantla. Allí vivimos un hermoso espectáculo. Para acceder al Salto, bajamos por una escalera de 244 escalones, rodeada por una densa vegetación. Quien allí vaya, debe sentarse a disfrutar del sonido estruendoso del agua al caer desde la altura. También pueden subir, como lo hicimos nosotros, para verlo desde una plataforma a un costado del Salto, ubicado en el Río Grande de Catemaco.  Allí se filmó la escena de la película “Apocalypto”, en donde el protagonista, Jaguar Paw, salta al ser perseguido.

https://aventuraamericana.com/index.blog?start=1209250799&topic_Luego recorrimos el Centro Histórico de San Andrés, con su Catedral del siglo XIX, la Iglesia de Santa Rosa del siglo XVII, el Palacio Municipal, sus fábricas de puros y la reserva ecológica de Ruíz Cortínez.

Dentro de la gastronomía de la región se pueden saborear la extensa variedad de dulces como los pastelillos de Santiago, los suspiros, las galletas de sagú y los deliciosos merengues.

https://aventuraamericana.com/index.blog?start=1209250799&topic_Sus playas son lugares de paz y descanso; una de las más bonitas es La Barra, que ofrece al visitante sus arenas y sus aguas para deportes acuáticos y natación y donde con nuestro grupo descansamos en hamacas de redes, mientras disfrutamos lo apacible del lugar.

A la mañana siguiente, luego de desayunar en Clarines -rodeados de jardines con variadísimas flores como alcatraz (cartuchos), hortensias, gardenias y maravillas, estas últimas conocidas por nosotros como jazmines y alegrías, respectivamente- la Dra. Azamar junto a su hija Michelle y a su hermano, el Arquitecto Eduardo Azamar, nos llevaron en su camioneta por una excelente carretera al ascenso de los 1100 metros sobre el nivel del mar, hasta llegar a la Reserva de la Biósfera de Los Tuxtlas, una de las más importantes a nivel mundial, en donde nos esperaba una exuberante vegetación. Allí comienza la selva virgen, elegida como escenario de innumerables películas famosas. ¡Es el único lugar donde se puede llegar a la selva por carretera!

Acompañados de Nicolás, el guía del lugar, fuimos hasta la entrada de la selva, donde senderos de plantas de alegría de color rojo daban la bienvenida al visitante. Pero hasta allí llegamos, ya que para entrar a la selva hay que llevar calzado adecuado, “botas untadas en ajo, para evitar las víboras, entre otros animales peligrosos”, nos dice nuestro guía.

El turista puede descubrir la riqueza que la selva húmeda perennifolia ofrece, además de un centro ecoturístico campesino donde se puede realizar observación de aves, descubrir las orquídeas salvajes y efectuar el senderismo en la montaña en las faldas del volcán San Martín, que tiene una altura de 1780 metros.

Por la noche, en la Plaza de San Andrés, fuimos testigos de la hermosa tradición musical que es el “Son Jarocho”, cuyo principal instrumento, la jarana, ha enriquecido la cultura de San Andrés. Disfrutamos del “Baile de la Iguana”; fue una noche de guapango donde el ganador de concursos internacionales de Jaranda, José Luis Lavalle, deleitó a los presentes con su música. El público participaba del espectáculo y varios dejaron sus asientos para bailar sobre una plataforma que estaba delante del escenario, con alegría y desenfado.

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