Lo conocimos en su restorán Waffleworks, de Hollywood, cuando se celebraban los 40 años de la recordada serie de televisión de Batman de Adam West. El argentino Sergio Goldvarg es arquitecto, coleccionista de autos a escala, empresario, fanático de Batman y dueño de uno de los nueve Batimóviles originales de 1966 que existen en todo el mundo.
– La pasión por los autos
– La pasión nace conmigo cuando a los 6 años mis padres para mi cumpleaños me regalaron un autito francés de la marca Solidó, un Jaguar 1955 de Le Mans. Cuando lo abrí de la cajita quedé fascinado y a partir de ese momento empecé a coleccionar en la escala 1:43. Comencé con autos de carrera, de Fórmula 1, autos de calle, autobuses, camiones de bomberos, minivans, etc.
Aproximadamente tengo unos 9000 autos en la colección y no se termina nunca porque siempre nos falta uno, una serie limitada, o alguno en especial. Buscando un Ford Thunderbird del 63 pasé 11 años y me lo consiguió un coleccionista que vivía en Italia, que lo tenía repetido, y se lo cambié por uno que a él le faltaba. Todo coleccionista es un obsesivo y un posesivo y da mucho placer conseguir la pieza que uno precisa. Como coleccionista, parte del placer es ir a un negocio especializado donde están todos los autos en escala en las vitrinas y poder elegirlo, observar si está perfecta la pintura, ver todos los detalles y poder elegir entre dos o tres el mejor; es por ello que la internet no me facilitó la tarea de conseguir los autos, ya que uno no sabe exactamente lo que va a recibir. Se pierde parte de la magia de buscarlo; yo me considero un coleccionista a la antigua.
– Llega Batman, llega Batman
– Me acuerdo cuando estaban todas las calles de Buenos Aires empapeladas con carteles que decían: «Llega Batman, llega Batman». Yo leía las historietas de Batman, aunque mi primer ídolo fue el Llanero Solitario, y lo que más me conquistó de la serie del 66 era el auto, más que la serie. Me acuerdo cuando bajaban por los batitubos, se subían al auto y decían: «¡baterías a potencia, turbinas a velocidad, en marcha!» y salía el fuego por la turbina, me volvía loco y me di cuenta que ese era el auto de mis sueños. La Corgi de Inglaterra lo había hecho a escala 1:43 y cuando me enteré que mis tíos viajaban a Estados Unidos se los encargué. Esos 15 días se me hicieron interminables y cuando lo recibí no lo podía creer. Era el auto que más había deseado. Hoy día ese auto tiene un lugar preponderante en mi colección.
– Ser dueño del Batimóvil
– Uno vive de sueños y el primer día que vi salir la llamarada de la turbina quedó la llama prendida para siempre y comencé a buscarlo hasta que finalmente apareció y fue restaurado durante dos años. La sensación es muy especial; después de años de tenerlo, lo veo en el garage y no lo puedo creer. Es como se dice comúnmente, cumplí «el sueño del pibe».
– La llegada del Batimóvil a Argentina
– Mis hijos se enteraron antes que mi esposa, porque ella no estaba vinculada al mundo del cómic ni de los autos. Los dos niños veían la serie por las mañanas, conocían el auto y se pusieron muy contentos. El auto arribó a Buenos Aires desde la costa Oeste; tardó como dos meses en llegar al puerto y cuando mi esposa lo vio en el galpón de la Aduana le gustó y con el tiempo aprendió a quererlo como a uno más de la familia. Los trámites para importar un auto son difíciles y uno no sabe cuánto puede demorar sacarlo del puerto, sin embargo a los dos días me llamaron y me dijeron: «Soy el directorde la parte de importación, le tengo que pedir un favor, su auto ya llegó y no está nacionalizado por eso no lo puede usar, pero lléveselo porque vienen las familias de todos los empleados y los hijos a sacarse fotos con el auto». Y a la mañana siguiente yo estaba ahí con el camión del Automóvil Club retirando el auto. Por la ruta Panamericana iba el Batimóvil descubierto y recuerdo que hubo un revuelo increíble.
Durante meses no podía dormir. Vivía en el Tigre y el garage tenía una puerta transparente y por eso el auto se veía desde afuera. La gente tocaba el timbre, venía a sacarse fotos, los chicos me entraban por el fondo, fue una conmoción. El jueves llegó el Batimóvil y el viernes me llamó la Policía para venir ellos a mi casa a verificar el número del chasis. Al rato llegaron 4 policías con cámaras de fotos; evidentemente el auto continúa ejerciendo la atracción que sentíamos cuando éramos chicos.
– Conduciendo el Batimóvil
– Apenas lo bajaron del camión, le cambié la batería y lo puse en marcha, ya que vivía en un barrio cerrado. Los vecinos no lo podían creer, todos con tortícolis al ver el auto como pasaba; te puedo asegurar que es una sensación muy especial que todavía no olvido. Cuando lo manejaba la gente aplaudía, me tocaba bocina, y lo miraba con simpatía. A la semana y media lo llevé a la Rural, a la Expocómic y fue un suceso.
– Objetos de la serie de Batman de 1966
– Tengo un disfraz completo que lo hizo una persona que trabajó para la serie y tiene los moldes originales; ese es el que visto en Halloween; el busto de Shakespeare que usaban para entrar a la Baticueva, el batifono del Comisionado Gordon, todas la réplicas en miniatura del Batimóvil y el libro «Back to the Batcave» escrito y firmado por el actor Adam West.
– El creador del Batimóvil
– A George Barris lo conocí en 1985 cuando vine a cubrir las 24 horas de Daytona como periodista. Durante la nota a mí se me iban los ojos porque allí tenía autos de otras películas, autos que había visto en libros. Era increíble, era como estar en una juguetería.
– El Batman de Adam West
– Creo que las nuevas películas desvirtuaron al Batman del cómic. Para mí Batman es Adam West. Él estuvo dos veces en Buenos Aires, ya que estaba casado con la argentina Linda Cristal y participó en dos eventos grandes de cómic junto a Frank Gorshin (El Acertijo) y me pareció una persona muy sencilla, un tipo bárbaro. En la serie de Batman del 66 nunca había un muerto, ni sangre y con los sobreimpresos ni se veían los puñetazos; diferenciaba el bien y el mal, pero no tenía agresividad, con villanos invitados como Victor Buono (King Tut), Vincent Price, Liberace, figuras que inclusive algunas veces, opacaban a Adam West. Había actores que llamaban a sus agentes para aparecer en Batman porque eso les daba una exposición impresionante. Fue una serie que hizo época porque es atemporal y nunca pasa de moda. Siempre respetaba la ley y daba un mensaje aleccionador para la juventud.