Por la Prof. Susana Reperger

Numero 39.pm6– ¿Por qué algunas personas, independientemente de su cultura y estrato social, reaccionan frente a los problemas de manera inteligente, creativa y conciliadora?

– ¿Por qué algunas personas tienen más desarrollada la habilidad que les permite relacionarse con los demás?

– ¿Por qué algunos son más capaces para enfrentar contratiempos? El nuevo concepto que da la respuesta a estas preguntas es la Inteligencia Emocional.

– La inteligencia del siglo XXI: ¿cuál es el cociente del éxito?
Una reciente investigación realizada a nivel mundial mostró un resultado sorprendente vinculado a nuestro cociente de éxito. El mismo se debe a un 23% a nuestras capacidades intelectuales y un 77% a nuestras aptitudes emocionales. Antes se tendía a considerar la inteligencia como un factor exclusivamente intelectual, totalmente desprendido de emoción; ahora surge esta nueva tendencia.
Cada vez es más aceptado que la capacidad de automotivarse y de seguir adelante pese a dificultades, el controlar impulsos, el poder regular el humor, e impedir que se alteren las facultades de razonamiento son factores esenciales para alcanzar el éxito y la felicidad.

– ¿Cómo está su Inteligencia Emocional? ¿Es usted emocionalmente inteligente?
Antes solo se hablaba de un tipo de inteligencia, medida a través del Cociente Intelectual. Este dato era el único criterio válido para determinar las posibilidades de éxito profesional y académico de una persona. Si bien el CI determina lo que sabe un individuo y le permite entrar a trabajar en una organización, es la IE la que le permitirá crecer en esa organización.

Inteligencia Emocional¿Nunca se preguntaron por qué no todos los alumnos más inteligentes de un grupo llegan a ser personas exitosas en el futuro? Siempre hemos relacionado la Inteligencia con el CI, pero tener un CI alto no garantiza el éxito en la vida ni en el trabajo.
La mayoría de los problemas laborales no se deben a una falta de capacidad intelectual sino que son producidos por un manejo inadecuado de las emociones, por desconocer las propias motivaciones o ser incapaces de ponerse en el punto de vista del otro.
En los años 80 Reuven Bar-On, psicólogo israelí, fue el precursor del tema. En 1990 dos psicólogos norteamericanos, el Dr. Peter Salovey y el Dr. John Mayer de la Univesidad de Harvard, utilizaron por primera vez el término Inteligencia Emocional gracias al trabajo anterior de Daniel Goleman (investigador y periodista del New York Times). La IE es el conjunto de capacidades que nos permite resolver problemas relacionados con las emociones (intrapersonal) y con las de los demás (interpersonal). Daniel Goleman (autor de La Inteligencia Emocional, 1995 y La Inteligencia Emocional en la Empresa, 1999) dice que tenemos dos mentes: una que piensa y otra que siente.

– ¿Qué es la IE? ¿Cómo aplicarla en la educación y en el trabajo?
Es un tema nuevo. Desde épocas remotas la humanidad se ha debatido entre mente y corazón dejando marcadas señales en la historia de lo difícil que es conocer las pasiones humanas, controlarlas y mejorarlas.
La IE es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades, que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones, estados mentales y que puede definirse como la capacidad de manejar adecuadamente las relaciones con los demás, de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los otros, tener una fuerte motivación, controlar los impulsos y saber regular el humor.

A la hora de contratar personal las empresas no solo deben pedir un buen currículo, sino además buscar un conjunto de características psicológicas como son la capacidad de llevarse bien con los compañeros, de resolver conflictos, de comunicarse, etc. Que tengamos o no esas cualidades va a depender del grado de desarrollo de nuestra IE. Cuando tenemos un examen, de poco nos sirve saber las respuestas si nos ponemos tan nerviosos que no somos capaces de contestar las preguntas adecuadamente. Curiosamente, mientras pasamos mucho tiempo estudiando para el examen no le dedicamos ni un minuto de nuestro tiempo a aprender cómo controlar los nervios o cómo calmarnos.
La escuela ignora la IE, su aprendizaje se da por supuesto, a nadie le extraña que un alumno tenga que hacer muchos ejercicios para resolver ecuaciones, sin embargo, no adiestramos a nuestros alumnos en cómo prestar atención durante una conversación, por ejemplo. No es que se ignore el tema, simplemente no se lo considera.

Ahora, por primera vez se plantea que de la misma manera que practicamos y desarrollamos la capacidad de escribir o de hacer deportes, podemos desarrollar y practicar el conjunto de capacidades que nos permiten relacionarnos adecuadamente con el mundo exterior y con nosotros mismos: la Inteligencia Emocional.

President=