Historias

Diego Maradona debutó en la Primera División de Argentina el 20 de octubre de 1976 por el Campeonato Metropolitano, cuando su equipo, Argentinos Juniors, perdió con Talleres 1 a 0.  Ese día ingresó con apenas 15 años, en el entretiempo, con la número 16 en su espalda, sustituyendo a Giacobetti, para tratar de dar vuelta el partido, y pese a que no lo consiguió, dio muestras de su genial talento.

Cuatro meses más tarde, el 27 de febrero de 1977, con 16 años, debutó en la Selección Argentina en un amistoso jugado en La Bombonera frente a Hungría, donde ingresó en sustitución de Leopoldo Jacinto Luque.  Sin embargo, pese a haber jugado varios partidos con la selección albiceleste, el técnico César Luis Menotti no lo confirmó en la lista definitiva y quedó fuera del Mundial de 1978 junto a otros dos compañeros: Víctor Bottaniz y Humberto Bravo. Maradona tenía 17 años y el técnico optó por la experiencia de Norberto Alonso, quien en ese momento era una gran figura e ídolo en River Plate.

Luego del Mundial de 1978, donde Argentina ganó su primer título, Maradona integró la selección juvenil que en enero de 1979 participó en el Torneo Sudamericano Sub-20 realizado en Uruguay, que clasificaba a los tres primeros para el Mundial Juvenil que ese mismo año se disputaría en Japón.

La Selección Uruguaya era dirigida por la dupla Raúl Bentancor y Esteban Gesto y su equipo titular estaba integrado por Fernando Álvez, Domingo Cáceres, Nelson Alaguich, Daniel Martínez y Arsenio Luzardo; Jorge Barrios, Miguel Bossio, Roberto Roo; Ernesto Vargas, Ruben Paz y Ricardo Viera.

AFA logo-Argentina, con Diego Maradona a la cabeza, también tenía muy buenos jugadores como Juan Simón, Juan Barbas, Osvaldo Escudero, Gabriel Calderón y el goleador Ramón Díaz.

La Asociación Uruguaya de Fútbol lo denominó “Juvenil de Plata”, en homenaje a los 25 años que se cumplían del primer evento de la categoría disputado en la ciudad de Caracas, Venezuela en 1954, ganado por los celestes. Se organizaron dos sedes: la de Paysandú, en el interior del país, donde jugaron Paraguay, Chile, Brasil, Colombia y Bolivia, y la de Montevideo en el Estadio Centenario, donde lo hicieron Perú, Ecuador, Argentina y el anfitrión Uruguay. La selección celeste conquistó el título, seguida de Argentina y Paraguay que también clasificaron para el Mundial de Japón.

Fue durante ese Sudamericano Sub-20 que conocí a Maradona, quien con sus 18 años se distinguía con luces propias dentro de un gran plantel. Sin lugar a dudas era la principal figura de la selección juvenil y en los duelos con Uruguay en la serie perdió por 1 a 0 y en la segunda ronda empataron 0 a 0 ante 50 mil personas que se dieron cita en el mítico Estadio Centenario.

Recuerdo que en los vestuarios del Estadio, Maradona era el centro de todos los periodistas que con los micrófonos queríamos capturar sus declaraciones, preguntándole una y otra vez por qué no había sido convocado por César Luis Menotti en el plantel que había salido campeón del mundo, mientras que muchos fotógrafos hacían su labor captando tomas desde todos los ángulos del joven “Pelusa”. Sin embargo, pese al acoso de los colegas y a su juventud, Diego se mantenía calmo y explicaba que ya le llegaría la oportunidad de liderar a Argentina a una conquista a nivel mundial.

Y vaya que fueron proféticas sus palabras, ya que ese mismo año, en Japón, se consagraría Campeón Mundial Juvenil al vencer 3 a 1 a la Unión Soviética en la final del 7 de setiembre de 1979 en el Estadio Nacional de Tokio ante 55 mil personas, convirtiendo uno de los goles y siendo nombrado el mejor jugador del torneo con el Balón de Oro.

La segunda ocasión en que tuve la oportunidad de verlo y realizarle notas fue durante la disputa de la Copa de Oro de Selecciones, también conocido como Mundialito, que se jugó del 30 de diciembre de 1980 al 10 de enero de 1981 en Uruguay, conmemorando los 50 años del primer Campeonato Mundial realizado en el Estadio Centenario, en 1930, donde los celestes le ganaran a los argentinos por 4 a 2.

En esta Copa de Oro estuvieron presentes las selecciones campeonas del mundo como Italia, Alemania, Brasil, Uruguay, Argentina, y el representivo de Holanda en sustitución de Inglaterra que no concurrió.

La presencia de Maradona en Montevideo eclipsó a otras grandes figuras que concurrieron a tan importante cita del balompié mundial. En ese torneo internacional, Maradona comenzó a exhibir todas las condiciones que había mostrado en suelo uruguayo en el Sudamericano un año antes: excepcionales pases para sus compañeros, remates con pelota quieta, y la conducción del equipo con gran maestría.

Sin embargo, a la final llegaron Uruguay y Brasil en encuentro que ganaron los celestes para proclamarse campeones de la Copa de Oro de Selecciones por 2 a 1, con goles de Barrios y Victorino, descontando Sócrates para Brasil.  El equipo de Telé Santana contaba con Sócrates, Toninho Cerezo, Junior, el genio juvenil Tita, Óscar y la mejor zurda del panorama internacional: Eder. Los celestes, que no habían participado del Mundial de 1978, aprovecharon esta gran oportunidad para poner nuevamente a Uruguay en lo más alto del fútbol mundial.

Luego Maradona daría el salto a uno de los grandes del fútbol argentino como Boca Juniors, más tarde a España y llegaría al éxito en Italia con el Napoli donde fue campeón, y en 1986 se consagraría con la Selección Argentina en México al obtener el segundo Mundial para su país. Siempre recordaré lo que me dijo Maradona en los vestuarios ubicados debajo de la Tribuna América, al término del segundo partido contra Uruguay: “Sé que el destino tiene reservado algo especial para mí. Esa alegría que le dieron a mi pueblo el año pasado se va a volver a repetir y espero poder ser yo el que los guíe a la gloria”.

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