En el marco de la Sexta edición de Florida SuperCon conversamos con un gran artista, un dibujante argentino que llegó a los Estados Unidos y logró cumplir con su misión: trabajar en las mejores revistas y dibujar a los personajes más importantes del mundo del cómic.

– ¿Qué nos puede contar de esta edición 2011 de la Florida SuperCon en Miami?
– Es un evento muy importante, que atrae mucha gente y más que nada a coleccionistas y lectores de cómics. Es increíble que a pesar del internet, de los juegos de video y todas las cosas modernas de hoy en día, hay todavía gente que compra y colecciona cómics, lo que me hace muy feliz. Esta es la segunda vez que vengo a esta convención; cada vez es más interesante y se ve gente con disfraces de diferentes personajes que ven en la televisión y el cine. Aquí vienen fanáticos y me muestran dibujos y me hacen firmar cómics que yo ni me acordaba que había dibujado; hice tantas cosas que solo me acuerdo de las principales: ‘Mujer Maravilla’, ‘Superman’, ‘Batman’, ‘Batichica’ y el ‘Yellow Submarine’.

Jose-Delbo-comics

– ¿Cuáles fueron sus inicios en el mundo del cómic?
– Nací en Buenos Aires, Argentina, hace 77 años. Dibujé en mi país durante mucho tiempo; aprendí con un dibujante profesional, Carlos Clemen, y llegué a ser su ayudante. Trabajé en muchas revistas argentinas como Hora Cero e Intervalo. Estando en Argentina dibujé para Chile y también para Brasil, y luego pensé que había que cambiar de rumbos y me fui a Brasil donde trabajé en varias revistas de historietas y diarios. Allí  dibujé a la ‘Gatinha Paulista’, una playgirl que vivía la vida loca, hasta que recibí la invitación de venir a los Estados Unidos, que fue siempre mi meta. Como dice Sinatra: “If you make it in New York, you make it everywhere”, yo pensé que si lo hacía aquí ya cumplía con mi sueño de dibujar historietas. Dejé de estudiar Abogacía para ser dibujante de historietas.
Hace más años que vivo aquí que en Argentina; en mi país estuve hasta los 31 años, luego 3 años en Brasil hasta 1964 y en el 65 vine para aquí. En Estados Unidos empecé a trabajar en la compañía en la que comenzaron la mayoría de los dibujantes norteamericanos, Charlton Comics, dibujando un personaje del oeste, ‘Billy The Kid’, el famoso pistolero. Ellos me dieron la oportunidad y tenía que hacer una enorme cantidad de páginas, ya que el pago no era muy bueno, pero me sirvió muchísimo como entrenamiento y empecé a cumplir con seriedad las fechas de entrega.
En Argentina la fecha de cierre no era tan importante como lo es aquí, allá éramos medio bohemios. Después que entregaba una historieta en Buenos Aires, nos íbamos al Café Tortoni y nos pasábamos horas conversando con los colegas; aquí la primera vez que me fui a tomar un café con un dibujante norteamericano, la conversación duró lo mismo que el café y el artista me dijo: “Discúlpeme José, pero me tengo que ir a trabajar, ya que tengo que terminar una historieta.” Eso me sirvió para darme cuenta que el sistema aquí era muy distinto.

– ¿Qué artistas influyeron en su carrera?
– En Argentina mi papá era un fanático de las revistas de historietas. El lunes llegaba una, el martes otra, todas las revistas de la época: Intervalo, Aventura, Patoruzú, Patoruzito y personajes gauchescos argentinos y ahí comenzó la influencia del cómic americano y comencé de niño a leer a ‘Superman’, ‘Batman’, ‘TomaHawk,’ entre otros.
De los artistas que más me influenciaron cito a Clemen al principio, porque fue mi maestro, pero siempre fui un gran admirador del cómic americano y luego fui cambiando: Alex Raymond, Milton Caniff, por la forma en  que dominaba el blanco y negro, Alex Toth, entre otros, y luego uno va creando un estilo propio, que yo considero que es americano, a pesar que hay una diferencia muy grande entre el cómic americano y el de Latinoamérica. En Latinoamérica el dibujo acompañaba el texto, pues el texto era muy importante.
Cuando empecé a trabajar en DC Comics, a mí me decían: “José ¡Acción, acción!“. Y yo usé mucho esa frase cuando enseñaba dibujos en la Escuela de Joe Kubert. Les comentaba la diferencia entre un cómic y otro; es que en los cómics latinoamericanos cuando suena el teléfono el individuo camina, se acerca, levanta el teléfono y dice “Hola”, mientras que en el cómic americano suena el teléfono y el individuo corre, salta, se sube al techo y baja y recién ahí dice “Hola”. Acción y movimientos exagerados son lo más importante.

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– ¿Cómo surge su vinculación con la ‘Mujer Maravilla’?
– Yo estaba trabajando para la compañía Gold Key, donde dibujé ‘Yellow Submarine’, ‘The Twilight Zone’, ‘Believe it or not’, cuando recibí un llamado de George Landon, un gran dibujante americano de la compañía DC Comics, quien me preguntó si yo quería dibujar la ‘Mujer Maravilla’, ¡y por supuesto le dije que sí! Ahí comencé a dibujarla, desde febrero del 76 hasta diciembre del 81. Es el personaje que más tiempo dibujé, hasta que se cumplió un ciclo y comencé a interesarme con otras cosas.
No hay ningún personaje de DC, de los importantes, que no haya dibujado, inclusive hice las tiras diarias de ‘Superman’, para los diarios, entre ellos el Chicago Tribune. También fui ghost-artist de ‘The Phantom’, que en la traducción en Sudamérica se llamaba ‘El Fantasma’, el duende que camina no puede morir. El artista original tenía problemas de salud y me encargué de la tira, y ahí no figuro en los créditos, pero esa fue una gran experiencia en mi carrera.
Algo muy importante es que toda mi vida me gustó dibujar cowboys y caballos, y acá tuve la dicha y la suerte de dibujar en 1975 el personaje que en Sudamérica se conoce como ‘El Llanero Solitario’, ‘The Lone Ranger’, y eso lo disfruté muchísimo. Lo dibujé durante más de un año hasta que la revista se canceló.

– ¿Qué es lo que prefiere hacer: dibujar o entintar?
– Cuando vine a los Estados Unidos yo hacía las dos cosas: dibujaba a lápiz y entintaba, pero cuando empecé  a trabajar en DC Comics, cambió todo. Me encargaba solamente de hacer el lápiz.  Una vez comenté que eso parecía una fábrica de Detroit, una línea de ensamblaje, ya que uno dibuja, otro entinta, otro colorea y otro hace las letras. Pero me di cuenta que ese era un sistema productivo. Cuando pedí que quería hacer mis tintas, algo que me gustaba, me dijeron que tenía que adelantarme un mes a lápiz, y eso era imposible. Ahora tengo que decir que tuve suerte que me pasaran a tinta grandes dibujantes americanos. El italiano Vinnie Coletta fue el que más tiempo entintó mi trabajo en ‘Mujer Maravilla’. También otros grandes como Dick Giordano, Al Williamson, Joe Giella, pero aún así, uno piensa que la mejor tinta es la de uno.
Cuando entintaba mis trabajos, no tenía que dibujar tanto el lápiz y trabajaba más las tintas sobre un boceto y eso aligeraba el trabajo. Aparte viniendo desde Argentina, que había estado en el estudio de Alberto Breccia, que era uruguayo, y verlo cómo entintaba él, cómo creaba efectos usando los dedos para las tintas. Yo quería hacerlo aquí, pero no tuve la oportunidad.

– ¿Tuvo mucho contacto con los artistas y colegas de su época?
– Yo enviaba mis trabajos por correo nocturno urgente que existía antes, Special Delivery. Conocí a Dick Giordano porque fue Director de arte de DC Comics, conocí a Al Williamson, porque durante muchos años trabajé enseñando a dibujar en la escuela de dibujo de Joe Kubert, en Nueva Jersey, y Williamson me venía a visitar varias veces y él hablaba en español porque se crió en Colombia. Él me comentó una vez que los dos dibujantes que habían influenciado su carrera eran Alex Raymond, que hizo ‘Rip Kirby’ y Carlos Clemen, que era mi maestro. Ahí comenzó una amistad, pero aquí como todo el mundo está ocupado trabajando, se dan conversaciones muy cortitas.
Yo frecuenté algunos dibujantes más en la National Cartoonist Society, una sociedad que reúne a dibujantes de EE.UU. pero trabajan más que nada en las tiras diarias, pocos del cómic. Recuerdo que una vez me presentaron a alguien que me vino un escalofrío,..¡a Milton Caniff de ‘Terry y los piratas’!, a quien yo admiraba de toda mi vida. Llegué inclusive a ser vicepresidente de dicha sociedad.
Hoy en Estados Unidos hay muchos dibujantes latinos; antes no, era dificilísimo. Hoy se ha abierto mucho más el mercado. ¡Es increíble la cantidad de dibujantes latinos que trabajan aquí!
Yo continué la revista de ‘Mickey Spillane’s Mike Danger’, que dibujaba el uruguayo Eduardo Barreto; en 1995, cuando él la dejó de hacer, yo la seguí, ya que los editores pensaron que nuestros estilos eran muy similares. Una vez participamos en un show en Nueva York llamado Cuatro artistas latinos: Eduardo Barreto, de Uruguay, George Pérez, de origen puertorriqueño, Pablo Marcos que es peruano, y yo.

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– ¿Tenía muchas libertades artísticas para trabajar con los guiones?
– Siempre tuve absoluta libertad para hacer lo que quería, pero no podía cambiar los diálogos ni cambiar la idea del guión. No podía decir “a mí no me gusta que Superman se tire por una ventana”, y dibujar otra cosa, eso no. Antes el guión lo escribían con máquina de escribir, ahora lo hacen con computadora y el escritor cuando escribe, a veces no piensa la dificultad que tiene lo que pide. Lo que querían que hiciera en un cuadro, yo podía hacerlo en dos, siempre configurándolo dentro de las páginas de la revista. A los artistas nos daban manuales dibujados por José Luis García López  con ciertos lineamientos de cómo ilustrar los personajes y había que ajustarse a eso. Una vez me llamaron para decirme que tenía que reducir el busto de la ‘Mujer Maravilla’; yo lo hacía inconscientemente, y en ese momento…¡no se usaban los implantes como ahora! Los dibujantes no podían cambiar ni la S de ‘Superman’ ni los trajes, pero era imposible hacer las caras como cuando García López dibujó el manual; allí Luisa Lane era Margot Kidder y Superman se parecía a Chistopher Reeve, por la influencia de la película de ese momento.

– ¿Tuvo algún inconveniente con el idioma al recibir los guiones en inglés?
– Antes de venir de Argentina yo tomé lecciones del idioma con una maestra inglesa, y cuando llegué no entendía nada, porque tenían modismos y un sonido distinto. Pero el inglés lo supe leer siempre. Mi primer trabajo en Estados Unidos fue en Nueva Jersey en una agencia publicitaria que trabajaba para una gran tienda por departamentos y en ese tiempo no se usaban fotografías, se hacían dibujos. Me asignaron una mesa de dibujo y vi cantidad de artefactos para dibujar que eran nuevos para mí. En Argentina tenía una pluma y un pincel, el Windsor Newton categoría 7, número 3, que valía una fortuna…¡lo cuidaba como a mi madre! Y aquí pedí pinceles y plumas y rapidographs y estaba loco de contento.
Dentro de este arte del cómic, creo que el dibujante de historietas es el más completo, pues puede dibujar cualquier cosa: personas, animales, autos… no tiene límites. Yo dibujaba muebles, televisores… y en un año me nombraron Jefe del Departamento de Arte, pero yo no había venido a los Estados Unidos a hacer publicidad…¡ yo había venido a dibujar historietas!

– ¿Cuáles son los dibujantes actuales que más le gustan?
– El dibujo de historietas de hoy día es complicadísimo y hacen cosas increíbles, han llegado al tope de la distorsión. A veces las páginas están tan cargadas que no se entienden; los dibujantes actuales no entienden lo del espacio vacío, le hacen tantos fondos, llenan el cuadro y hay coloristas que no creen en el blanco como color. El blanco da aire y hay coloristas que pintan hasta los diálogos de texto, lo cual hace todo complicado. También dibujan pensando en el color. Yo admiro a los dos hijos de Joe Kubert, a Andy y a Adam, que fueron mis alumnos en la escuela de arte, a la cual el padre los mandó para que aprendieran la disciplina de la profesión. Yo les decía a los muchachos: piensen que la historieta algún día va a ser publicada en blanco y negro, tienen que poner el negro, el color los va a ayudar, pero tiene que tener profundidad, pues si se llega a publicar en blanco y negro, no va a lucir.

Esa es la historia de mi vida en lo que se refiere a trabajar aquí; muchas veces me preguntan si lo haría de nuevo y digo que sí. Estoy contentísimo con lo que hice, cumplí con mi misión: trabajé en las mejores revistas de Estados Unidos. Ahora que ya no puedo estar 14 horas al día dibujando, estoy semirretirado, acepto ofertas si me interesa el tema, y estoy desarrollando una novela gráfica.

En marzo del 2014 el Comics Club de Florida International University (FIU), organizó el evento titulado “Wonder Reception” para honrar la carrera de más de 60 años del legendario dibujante de cómics, frente una nutrida concurrencia, autoridades de la Universidad y los familiares del artista.