Luego de un agradable recorrido entre las sierras por una carretera con muchas curvas, acompañados del Lic. Juan Carlos Domínguez, Lilia Telma García y Evelyn Hernández, llegamos a un pintoresco pueblo llamado Zozocolco. Nos recibe el joven Presidente Municipal, Prof. Loth Melchisedec Segura, quien nos habla con mucho orgullo del lugar: “Zozocolco de Hidalgo a nivel municipal tiene alrededor de 12 mil habitantes y está enclavada en un ramal de la Sierra Madre oriental correspondiente a la región totonaca, situado entre tres cerros: Cerro Pelón, Cerro de Buena Vista y Cerro del Curato, con una altura promedio de 350 metros. Está ubicada a 80 quilómetros de Papantla y a 100 de Poza Rica y uno de los principales atractivos es su histórica Iglesia Franciscana que data del 1600”.
En un pasaje del libro “Un pueblo llamado San Miguel de Totonico”, el Prof. Gaudencio Segura Sebastián afirma lo siguiente:
“Ahora las calles de piedra ahogada en concreto le dan al pueblo una bonita fisonomía, además de las calles que se están construyendo ya con planos y proyectos de arquitectos. Ya muchos tejados han desaparecido, ahora se ven planchas de concreto. Ya casi no quedan lugares vacíos o desocupados en el centro. En cien años el pueblo ha crecido tanto como su población; los vehículos llenan las calles y los camiones (autobuses) de pasajeros esperan su hora de salida”.
La Iglesia tiene dos torres gemelas y la campana data de 1950. Una historia aparte tiene el reloj, que es de 1929. Solamente hay tres de ellos en México: en Zozocolco, en Pachuca y en Aguascalientes. Lo interesante del reloj es que desde esa época jamás ha dejado de funcionar y es el alma del Municipio.
Cuidado en forma pródiga desde hace tantos años, dice Guillermo López Muñoz en su poema dedicado a Don Agustín:
“Amigo del reloj, Amigo has sido, con el más noble y puro sentimiento,
y las notas tremantes de su aliento, celestiales resuenan en tu oído”.
“En Zozocolco comienza la sierra poblana – nos dice el Prof. Segura – ya que colindamos con el Estado de Puebla. Desde aquí nos conectamos con Papantla, Coaxala y Poza Rica. El 80% de nuestra población es de raza totonaca y las familias se dedican a las actividades agrícolas. Somos el primer productor a nivel nacional de pimienta negra desde hace más de diez años. Es una actividad económica vasta y todas las familias tienen en sus predios plantas de pimienta. Ellos la cosechan, la procesan y hay algunas cooperativas que las compran para exportarlas”.
“Julio agosto y setiembre son los meses de cosecha, luego se procesa y finalmente se seca en procedimiento que dura 36 horas. La limpiamos para envasarla en sacos de 50 kg. y ya queda pronta para la exportación. La pimienta negra lleva los tres sabores: canela, clavo de olor y pimienta. Nosotros la vendemos a importantes empresas exportadoras que están en el país y ellos se encargan del proceso final”, nos dijo Antonio Juan Santiago al mostrarnos un depósito donde estaban almacenados los sacos de pimienta.
“Una de las festividades más importantes en nuestra comunidad se celebra a finales de octubre, conmemorando el Día de los Muertos, donde todo nuestro cielo se pinta de colores con los globos de papel de china llamados “Globos de Cantolla”, que trasmiten entusiasmo, alegría y respeto para los que participan de esta tradición.
No se sabe bien quién trajo esta costumbre, pero la misma goza de gran cantidad de adeptos que construyen sus propios globos, que van desde dos a cuatrocientos pliegos de papel, para despedir el alma de los difuntos.
También se celebra la Feria Patronal, en honor de San Miguel Arcángel, desde el 27 de setiembre al 4 de octubre, en donde se elaboran velas de cera como ofrenda al Santo Patrono”, concluyó diciéndonos el Prof. Loth Segura, quien más tarde -cuando se acercaba la hora del almuerzo- nos agasajó con lo mejor de la cocina mexicana.