Ubicado en las márgenes de la ciudad de Papantla, fue creado por la familia Hernández con el propósito de fomentar la convivencia familiar y mostrar a los habitantes de la región y a los turistas el ecosistema del lugar y la flor de la vainilla. Papantla es reconocida mundialmente por la vainilla, además de apoyar la toma de conciencia de una cultura de amor y respeto a la naturaleza.
Cuando llegamos, nos recibe el creador del parque, José Luis Hernández de Cuir, con su atuendo típico todo blanco, su sombrero y su perro Xoloscuicle, para guiarnos en un recorrido por el lugar, donde con mucha simpatía y conocimiento nos explica sobre las distintas variedades de árboles, el palo volador, el chote y en especial, la planta trepadora de la vainilla.
Hay un área ecológica para los jóvenes que pueden recorrer el circuito ayudados por cuerdas, dado los continuos desniveles del terreno: una verdadera aventura del rapel. Hay otros recorridos, menos arriesgados, para todo tipo de visitantes, a la sombra de la frondosa vegetación con una enorme variedad de árboles, plantas y flores.
José Luis nos mostró una vivienda típica totonaca con todos los elementos primitivos que usaban sus habitantes; se sentó dentro del famoso temascal, un pequeño recinto de piedra que conserva el vapor que emana de piedras calentadas previamente en un horno, el precursor del sauna, para luego darnos una detallada explicación de la polinización de la vainilla y demostrarnos que esta planta trepadora no es parásita del árbol en el cual se enreda, sino huésped.
Después nos enseñó una muestra fotográfica de la Papantla de antaño, así como ropa típica de los primitivos habitantes. Luego caminamos unas cuadras hacia una elevación en donde se encuentra un recinto techado. Allí es donde almuerzan los visitantes, en mesas barnizadas construidas con troncos de gigantescos árboles que un temporal derribó. Xanath es un lugar ideal para todos aquellos que aman la naturaleza y disfrutan el aroma de la vainilla.