En la Sociedad Dante Alighieri tuvo lugar la recepción y exposición del artista italiano Daniele Ballerini. El evento contó con la presencia de los Cónsules de Uruguay, Álvaro Gallardo y Diego Pelufo; el Cónsul de Italia, Marco Rocca; el Cónsul de Chile,  Juan Luis Nilo; Claudio Pastor y Wanderson Santos, directores de la Sociedad Dante Alighieri; artistas e invitados especiales. Tuvimos la oportunidad de conversar con el arquitecto florentino que, a través de los años, ha ampliado su producción creativa para darle paso a los diseños y las pinturas.

“Desde hace un poco más de tres años vivo en Miami, que me ha inspirado mucho en mis muestras, pero si me preguntan cuál es mi ciudad preferida para pintar, lo digo rápidamente: Florencia, mi ciudad natal. Estoy haciendo acuarelas de Miami y terminando otras que comencé en Italia y, como últimamente me he inspirado mucho en Nueva York, será en esa ciudad donde realizaré mi próxima muestra.

El dibujo en acuarela no es fácil, pero para mí es muy divertido, ya que comencé desde muy niño porque me gustaba pintar y quería ser pintor. Cuando trabajando como arquitecto  le tenía que explicar algo a un cliente le hacía un dibujo, y un día descubrí que si le ponía colores al croquis el cliente salía más contento. Al irme de Venezuela, luego de haber estado viviendo allí por 20 años, dejé de lado la profesión -la cual abracé para complacer a mi padre- y me dediqué a lo que siempre me había gustado: pintar, y al llegar a Italia en el 2001, al visitar a un querido amigo y colega acuarelista, él se encargó de enseñarme todo lo que me faltaba. Yo ya sabía la técnica, pero no la había perfeccionado”.

“Un día se me ocurríó… ¿por qué no utilizar el Autocad para mis dibujos?, ya que yo había llegado a un punto en el cual comenzaba a diseñar la arquitectura desde la hoja blanca en Autocad. Y efectivamente eso es lo que me sucedió. Hoy en día, tomo la imagen de una foto sacada por mí y la copio utilizando Autocad, la imprimo en gris y la pinto. Utilizo Autocad como si fuera un lápiz. La ventaja más importante es que utilizo un papel italiano llamado Magnani, de altísima calidad y muy suave, que tiene una base de emulsión que absorbe sin manchar y cuando lo pinto con acuarela el trazo de abajo se mantiene firme. Se pueden hacer las líneas exactas y se puede dominar el trazo, algo que en un papel normal es muy difícil de controlar. Es un papel más caro que los demás, de una papelera italiana cerca de Florencia, que lleva 700 años haciendo papeles… ¡hacían pergaminos en el 1400! Lo bueno del papel Magnani es que es algo grueso, aunque no demasiado, ya que entra en mi impresora; lo descubrí cuando estaba en Italia y todavía lo sigo usando.

Yo no dibujo abstracto, dibujo concreto, y aunque soy rápido en Autocad, la obra me lleva varias horas dependiendo del dibujo que haga. Para dejar completamente terminada una de mis obras con la acuarela pueden pasar varios días.

El Autocad es una máquina de dibujo para el arquitecto, pero yo utilizo este programa de una manera alternativa para realizar mi interpretación. Lo uso por la comodidad de la imprenta y porque es más fácil ponerle el color en acuarela. En un principio, el Autocad era un programa para hacer perspectivas y estas eran tan exactas… que eran feas, ya que el ojo humano no es exacto; nosotros distorsionamos la imagen. Ahora el programa tiene un sistema que cuando terminas tu dibujo lo puedes distorsionar. En la acuarela, si uno se equivoca no se puede corregir y si se comete un error hay que cambiarlo todo; no es lo mismo que con el óleo o el acrílico, donde se espera que seque y se hace la corrección. La técnica de la acuarela no es fácil, pero para mí… es muy divertida”.