Por el Prof. Jorge Ottati
La noticia sorprendió y sacudió todo el ambiente del fútbol brasileño, ya que Dunga, quien hasta hace unos días había comentado para varias cadenas de televisión el Mundial 2014, fue nombrado como nuevo director técnico de la Selección Brasileña para sustituir a Luiz Felipe Scolari. Y por supuesto que las críticas comenzaron a llegar desde todos los sectores, por el sinsabor que había dejado su participación como entrenador en el Mundial de Sudáfrica 2010. “El fútbol de Brasil da marcha atrás”, “Al rescate del fútbol-resultado”, “Una oportunidad perdida”, han sido algunos de los primeros comentarios de los medios brasileños.
Sin embargo, la Confederación Brasileña de Fútbol, seriamente golpeada por las humillantes derrotas ante Alemania y Holanda, luego de haber organizado por segunda vez un Mundial y no poder obtener el título de campeón, recurrió a un viejo conocido como Carlos Caetano Bledorn Verri, Dunga, para conducir la selección. El presidente José María Marín mencionó que la CBF prefirió tomar esta decisión antes que arriesgarse con Tite, el extécnico de Corinthians que había ganado el Mundial de Clubes del 2012.
El técnico, que actualmente tiene 50 años, posee una rica carrera como futbolista que inició en el Internacional de Porto Alegre; participó en cuatro Mundiales: como jugador en Italia 90, EE.UU. 94 donde fue capitán y campeón, y Francia 98, donde perdió la final ante el anfitrión, y como técnico estuvo en el banco en el Mundial de Sudáfrica 2010 cuando el 2 de julio, Brasil perdió frente a Holanda por 2 a 1 en cuartos de final.
Su paso anterior como técnico de la selección brasileña fue en el 2006 para sustituír a Carlos Alberto Parreira, luego de la eliminación del Mundial de Alemania. En los 4 años de Dunga como técnico de la Selección Brasileña ganó la Copa América del 2007 en Venezuela al vencer en la final a Argentina por 3 a 0 y la Copa Confederaciones del 2009 donde le ganó a Estados Unidos en remontada por 3 a 2. En el debe está el haber logrado la medalla de bronce en lugar del oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, el fracaso en el Mundial de Sudáfrica 2010 y las polémicas que provocó por su mala relación con la prensa así como por su juego defensivo y poco atractivo para el gusto de los brasileños.
En el momento de asumir, el nuevo estratega afirmó lo siguiente: “Estoy pronto para recibir las críticas; es muy bonito hablar del arte en el fútbol, pero las buenas atajadas de un arquero también son arte y cuando un zaguero roba una pelota también lo es. Brasil siempre va a tener jugadores con mucho talento, pero ese talento debe combinarse con compromiso, trabajo, organización y equilibrio emocional”.
Y en algunos aspectos estoy de acuerdo, ya que actualmente el tan mentado ‘jogo bonito’ es un recuerdo, una leyenda, no existe más. Los tiempos actuales no dan posibilidades para que Brasil juegue como antes y si queremos ver al Brasil lleno de fantasía, hay que mirar los videos de los Mundiales de México 1970, en donde Pelé, Jairzinho, Gerson y Tostao eran un sello de fútbol exquisito, y España 1982, con Zico, Falcao, Toninho Cerezo y Roberto Dinamita dirigidos por Telé Santana.
Generalmente, todos tenemos el concepto de que Brasil es un conjunto de artistas del balón realizando un juego perfecto, pero el fútbol mundial hace mucho tiempo que cambió y ahora la Selección Brasileña presiona, lucha y también es muy dura en la marca. Hoy el concepto ha cambiado: “Jugar bonito ya no sirve, eso no da títulos; lo único que sirve en el fútbol de la actualidad es ganar”.
En el tiempo en que Dunga estuvo como entrenador, Brasil mostraba un fútbol práctico, con un juego muy compacto en defensa y la salida rápida con dos carrileros como Maicon y Dani Alves explotando el contraataque de Luis Fabiano y Robinho. Le gustaba los jugadores fuertes y atléticos por encima de los más habilidosos.
Quizás muchas de esas críticas que le hicieron fueron injustas, ya que los futbolistas que llevó a Sudáfrica eran una mezcla de hombres fuertes como Maicon, Lucio, Felipe Melo, Juan y de creativos como Elano, Kaká y Robinho. También en su descargo, es bueno acotar que Kaká, quien había sido el mejor jugador FIFA del 2007 y que debía tener la gran responsabilidad de llevar adelante a su equipo, no tuvo un buen desempeño en dicho torneo y solo se vieron algunos chispazos de su gran calidad. Por supuesto, que luego de la eliminación todos se acordaron de Pato, Ronaldinho, Ganso y Neymar que no fueron convocados, pero nunca se sabrá si de haber estado en la lista definitiva Brasil hubiese sido campeón.
A favor de la elección de Dunga podemos decir que posee el liderazgo que lo caracterizaba como jugador; un hombre determinado por su voluntad de ganar y con un genio muy fuerte que muchas veces le ha traído problemas. Pero ahora, más maduro en sus decisiones, puede sacar a Brasil de este mal momento en donde todos proclaman una renovación. Siempre se ha hablado del talento de sus futbolistas, pero a eso hay que agregarle una buena organización y una acertada planificación para rescatar al fútbol brasileño.
Dunga tendrá una tarea muy difícil, ya que no solo intentará hacer un recambio generacional en una selección que tuvo uno de los promedios de edad más altos del Mundial pasado, sino que deberá darle una nueva identidad si quiere que Brasil, que participará de la dura Eliminatoria Sudamericana, pueda aspirar a su sexto título en el Mundial del 2018, sin olvidarnos que previamente tendrá que disputar la Copa América de Chile 2015, los Juegos Olímpicos de Río 2016 y la Copa América Centenario del 2016 en los Estados Unidos.
Su primer examen será el 5 de setiembre en el Estadio Sun Life de Miami ante Colombia, una de las gratas sorpresas del pasado Mundial.