Once pasos

Catorce goles en dos partidos para un Barcelona que venía de ser eliminado en Champions League y de ser alcanzado por sus perseguidores Atlético y Real Madrid, luego de haber llevado una ventaja de puntos más que considerable, es muy difícil de explicar.

AFA FEDKIT Anthem & Tunnel 21-10Ante Deportivo La Coruña se pudo observar una pasividad tremenda de los jugadores rivales, que preocupados por obtener el gol de la honra, vieron caer su valla en ocho ocasiones.

El pasado sábado, el juez Clos Gómez tuvo un arbitraje malísimo, en donde inclinó la balanza para el lado del más poderoso y terminó favoreciendo con sus fallos al más linajudo. Fue claro observar que en el primer gol de Messi se podía haber señalado falta al arquero Cuéllar; en el período complementario, el segundo gol de Suárez fue en posición adelantada, y sobre el final, también el segundo y tercero de los penales resultaron de fallas inexistentes.

Barcelona no tuvo el juego al que nos tenía acostumbrados en la primera parte del campeonato; no fue tan dinámico ni contó con tantas opciones de gol como ante Valencia, ni tampoco tuvo el gran porcentaje de aciertos del partido anterior ante Deportivo.

Sporting de Gijón y su técnico Abelardo también colaboraron para que esto ocurriese, ya que en su alineación presentó siete cambios, con muchos jugadores que generalmente no juegan, algo que no linda con lo ético, ya que hay que tener en cuenta que se está decidiendo la Liga y que hay otros dos equipos en esta disputa que merecen respeto: Atlético y Real Madrid.

Sporting llegó en pocas ocasiones, pero sin embargo creó peligro para la valla de Bravo y en una de ellas el envío de Halilovic fue despejado por Piqué entre el brazo y el costado de su cuerpo, y allí el árbitro tampoco se dio por enterado.

Luis Enrique hizo ingresar a Alves para la segunda etapa, en donde se agudizó la gran diferencia entre los dos planteles. Barcelona se adueñó del encuentro y se veía que el triunfo estaba seguro y también la punta del torneo. Además, Messi al dar su consentimiento para que Suárez ejecutara los dos primeros penales y Neymar rematara el último, demostró claramente que sigue mandando en el equipo, por encima del técnico Luis Enrique, quien luego de aquel encontronazo de la pasada temporada con el astro argentino, quedó relegado a un segundo plano en las decisiones.

Es por lo expuesto que no entiendo la absurda actitud de Clos Gómez de querer ayudar con su arbitraje al Barcelona, que para nada lo necesitaba en un encuentro que, por la facilidades que le había dado su rival desde el comienzo lo llevaría a una segura victoria. El rigor empleado por el árbitro fue totalmente desmedido al sancionar dos penales inexistentes y no percibir un evidente fuera de juego.

Con este tipo de actitudes desmedidas se mancha un torneo que se ha apretado en las posiciones de privilegio y cuyo desenlace debe ser lo más transparente posible.

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