Quienes caminen por Aventura ParkSquare y entren a Skinny Louie, que abrió sus puertas allí el primer día de noviembre, rápidamente verán que se asemeja a un diner americano, con ese aire relajado y cálido de los años 50 que invita a quedarse. Pero detrás de su estética retro y su menú reducido a lo esencial, con tres hamburguesas, tres batidos y papas fritas, se esconde una curiosa historia de alianzas estratégicas, de reinvención de lo clásico y de una gran visión empresarial.
La historia comenzó mucho antes de que Matías Palloni y Gonzalo Rubino fundaran MPGR Hospitality, el grupo gastronómico que luego lograría que sus locales en la Florida y Nueva York tuvieran filas interminables de clientes.
En el 2009, Palloni daba sus primeros pasos en Argentina con una cadena de sushi. “La tuve hasta el 2017, y en ese interín conocí a Gonzalo, quien también tenía su propia cadena”, recuerda Palloni.
“Si bien éramos competencia, nos asociamos para comprar los insumos en conjunto y mejorar costos. Ahí empezó la relación”, cuenta Palloni. El vínculo se mantuvo incluso cuando Rubino vendió su marca y se mudó a Estados Unidos para fundar Crazy Poke. En el 2020, en plena pandemia, ambos decidieron lanzar Sushi MAS (que también tiene un local en Aventura ParkSquare), y tres años más tarde nació su proyecto más ambicioso: Skinny Louie.

La idea de crear una hamburguesería surgió de una observación aguda del mercado. “Detectamos que no había un concepto que trajera de vuelta lo básico, lo auténtico”. Así nació la premisa de volver al origen de la hamburguesa, a la smash burger clásica, sin excesos ni combinaciones extravagantes. “Queríamos hacer algo simple, clásico, como se comía antes. Menos es más”, afirma Palloni.
El menú, deliberadamente acotado, refleja esa filosofía. “Creemos que la gente prefiere pocas opciones, pero bien hechas. No hay necesidad de marear al cliente con 55 tipos de hamburguesas cuando lo esencial está en la calidad del producto”.
El diseño del local, inspirado en los diners de los años 50 y 60, no es casualidad. “Queríamos un concepto que transportara a la gente a otra época, pero con un aire moderno”, explica Palloni. El resultado es un espacio relajado, donde los detalles, desde los uniformes hasta los envoltorios de la comida, refuerzan la identidad de la marca. Pero lo que marca la diferencial es el eficiente manejo del negocio. “El menú simple hace que todo sea rápido y consistente. No permitimos modificaciones, y eso nos ayuda a mantener un estándar alto y un servicio ágil”, señala el empresario.

Esa simplicidad también se refleja en su estrategia de precios. “Buscamos ofrecer un producto de calidad al mejor precio posible, para llegar a todo el abanico del mercado”, dice Palloni. Y el horario extendido surgió gracias a la primera ubicación en Wynwood: “Nos dimos cuenta de que había muchísima demanda nocturna, sobre todo cerca de los bares”.
En febrero de este año, Skinny Louie fue galardonado con el premio a la mejor hamburguesa de Miami, elegido por el jurado del festival del Burger Bash. Ocho meses después, repitieron el logro en Nueva York, donde además ganaron el reconocimiento a la mejor salsa. “Sabíamos que teníamos un gran producto, pero ganar en un mercado tan competitivo como Nueva York fue especial. Nos puso en el foco y validó el trabajo de un año de desarrollo y branding.”
El grupo gastronómico sigue expandiéndose a paso firme. Con una exitosa presencia ya establecida desde Wynwood y Coral Gales hasta NoMad en Nueva York (ver la lista completa de ubicaciones aquí), este año planean abrir en South Miami y en Dania Beach, mientras que en el 2026 proyectan cinco nuevas ubicaciones en Nueva York y varias más en el sur de la Florida. “El objetivo sería contar con unas veinte locaciones entre ambas zonas, antes de seguir con la expansión más al norte de la Florida”, adelantó Palloni.

Al hablar de los aprendizajes que han marcado su camino, Palloni es claro y revela que el principal error que suele cometer quien ingresa al mundo de la gastronomía es pensar que dominar la parte culinaria es suficiente para lograr el éxito. “En realidad, hay que saber de negocios. El producto es importante, pero el manejo del mismo es lo que sostiene todo.”
Con una visión estratégica, enfoque en la experiencia del cliente y una marca bien definida, Skinny Louie se ha convertido en mucho más que una hamburguesería: es una lección de cómo dos jóvenes empresarios argentinos puedieron construir un concepto auténtico en una industria extremadamente competitiva.
“Buscamos que Skinny Louie sea local, que pertenezca al lugar donde está. Queremos que se la perciba como una marca que forma parte del paisaje americano”, aclara Palloni.
Entre comida sencilla, sabrosa y de calidad superior, y un concepto retro que atrapa, Skinny Louie demuestra que el secreto del éxito no está en complicar las cosas, sino en hacer lo básico extraordinariamente bien.
