En agosto del 2021, con lágrimas en sus ojos, Lionel Messi cerraba sus 18 temporadas con el Barcelona, donde consiguió muchísimos títulos e hizo historia en el fútbol mundial. En un frío comunicado, la directiva del club expresó que su más grande figura no seguiría jugando en Barcelona. En la conferencia de prensa, Lionel se despidió diciendo: “Quería quedarme, pero no se pudo”. Unos días más tarde, era aclamado por las calles de París como el nuevo integrante de la plantilla del Paris Saint-Germain (PSG). El gran sueño de los parisinos se cumplió al poder ver en el Parque de los Príncipes al tridente integrado por Neymar, Mbappé y Messi.

El presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, lo expresó en la conferencia de prensa de presentación del astro argentino: “Tenemos al mejor jugador del mundo con nosotros”. El contrato fue histórico y rápidamente comenzaron a venderse las camisetas con el número 30 que tendría en la espalda (ya que el número 10 lo usaba su amigo Neymar). Fueron solamente dos temporadas donde nunca pudo acomodarse a lo que le pedía su nuevo club. A pesar de haber sido campeón de la Liga y de la Supercopa de Francia, el PSG fracasó en la Champions League. Ese era el gran objetivo de su costoso fichaje: conquistar el máximo título en el continente europeo, el mismo que había ganado con Barcelona en cuatro ocasiones. Messi nunca logró ganarse el cariño de los aficionados como lo había logrado en Barcelona, y en algunos partidos incluso fue abucheado. Ahora, con 36 años recién cumplidos, debía decidir su destino: seguir en una liga competitiva o decidirse por otra en la que la responsabilidad y la presión no fueran tan grandes.

Y así finalmente se decidió por llegar a la MLS, la liga profesional de Estados Unidos creada en 1996, para jugar en el Inter Miami, una franquicia que tiene como figura visible a la estrella británica David Beckham. Inter Miami es un equipo que, por ahora, deportivamente sigue sin encontrar su rumbo. La MLS se juega de febrero a diciembre, y cuenta con dos conferencias: la del Este con 15 equipos, donde juega el Inter Miami, y la del Oeste con 14 equipos.

Muchos dicen que el impacto de la llegada de Messi podría ser comparable al generado por Pelé cuando fichó por el Cosmos de Nueva York en la década del 70, donde generó récords de asistencia en los estadios debido a la cantidad enorme de fanáticos que agotaban las localidades. Messi representa una gran oportunidad para que aumenten los ingresos comerciales de la MLS, y su gran salario de 54 millones de dólares por temporada se amortizará con los nuevos patrocinadores. La clase de Messi no está en discusión, ya que actualmente combina sus continuos trotes por la cancha, con repentinas genialidades que muchas veces terminan en goles. Messi ya logró lo que tanto ansiaba: levantar la Copa América y la Copa del Mundo con la Selección Argentina, y ahora, alejado de las grandes ligas, busca un nuevo desafío. Todo dependerá del talento de Messi para saber si seguirá con su afán competitivo, o será esta una estadía más placentera para finalizar su fabulosa carrera como futbolista profesional en la MLS.