Antonín Panenka, nacido en Checoslovaquia en 1948, fue el primer jugador de fútbol que con su selección ejecutó un penal con un golpe suave, picado, al medio del arco para vencer a Alemania Federal y consagrar a su país como campeón de la Eurocopa de 1976 en la ciudad de Belgrado, Yugoslavia.
Al final de la prórroga, checoslovacos y alemanes empataban 2 a 2 y por ello debió definirse con tanda de penales. La selección germana, que era la vigente campeona del mundo, marró su cuarto tiro penal por parte de Uli Hoeness al rematar muy alto. Fue allí que se adelantó Panenka y con una tremenda frialdad “la picó” ante la mirada desconsolada de Sepp Maier, quien se había movido hacia un costado.
Con este original remate, Panenka le dio su única Eurocopa a Checoslovaquia (desde 1993 escindido en dos países: República Checa y Eslovaquia) y se convirtió en uno de los más famosos futbolistas por su atrevimiento a la hora de cobrar una falta en la que muchos han fallado.
También participó con su selección en el Mundial de España 82, conquistando los únicos dos goles ante Kuwait y Francia, ambos de penal, pero sin apelar a su particular manera de definir desde los once pasos.
¿Quién no recuerda el partido más emotivo del Mundial de Sudáfrica 2010?
Uruguay había hecho un gran torneo y era la única selección de Sudamérica que seguía en competencia. El partido ante Ghana era decisivo para ambos; los celestes querían llegar por quinta vez a una semifinal, mientras que los ghaneses eran la última esperanza que le quedaba a África en su afán por demostrar el poderío del continente donde se celebraba el Mundial.
Con más de 85 mil personas presentes en el Estadio Soccer City de Johannesburgo, las tribunas eran una fiesta por su colorido y el sonido inigualable de las recordadas vuvuzelas. Sulley Muntari abrió la cuenta al final de la primera mitad y Diego Forlán empató el partido de tiro libre en el complemento. En la última jugada del tiempo suplementario, luego de un tiro libre a favor de Ghana por una falta inexistente y de 3 fueras de juego no señalados por el árbitro Benquerença, las manos de Luis Suárez evitaron, sobre la línea, el gol de Adiyiah. El árbitro marcó penal y tarjeta roja para Suárez. Ghana tuvo su gran oportunidad de avanzar a semifinales, pero Asamoah Gyan la desperdició al desviar su remate en el travesaño, y por eso debió realizarse la definición mediante tiros penales.
El primer ejecutante para los celestes fue Forlán, quien sería elegido días más tarde como el Mejor Jugador del Mundial; luego de su gol siguieron los de Victorino y Scotti; Maxi Pereira elevó su disparo por encima del travesaño, mientras que Muslera atajó dos penales y todo quedó pronto para el último remate.
Cuando el futbolista celeste Sebastián Abreu comenzó a caminar, lentamente, desde la mitad del campo de juego para ejecutar el decisivo penal en la definición de cuartos de final del Mundial del 2010 en Sudáfrica, ninguno de los presentes imaginó lo que estaba pasando por su cabeza; solo sus compañeros y los aficionados de Uruguay sabían de lo que era capaz el “loco” Abreu.
En todos los equipos que jugó había sido figura y goleador, y siempre se destacó en la Selección por sus goles importantes, como el cabezazo del 2009 frente a Costa Rica en el Estadio Centenario que llevó a Uruguay al Mundial, pero a Sebastián eso no lo conformaba; quería dejar su huella en un campeonato en el cual no había tenido muchas oportunidades de demostrar su calidad; Abreu disfrutó el camino interminable hacia el punto penal; sabía que los ojos del mundo entero lo estaban observando a través de la televisión y que este era “su momento”.
Abreu le había pedido al Maestro Tabárez ser el último en la lista de cinco ejecutantes, para poder rematar “con la marca de la casa”, tal cual le dijo entre risas al entrenador de los celestes. Abreu no podía defraudar a su país, y como en cámara lenta salió su remate picado de pierna izquierda, para sorprender al guardameta Kingson, quien nada pudo hacer para evitar el gol que clasificó a Uruguay a las semifinales. Abreu abrió sus brazos y esperó con una enorme sonrisa el arribo de sus compañeros, que se juntaron en un gran abrazo. “El loco” ya había dejado su marca en la historia grande de las Copas del Mundo, para quedar en el recuerdo junto con Zinedine Zidane como los únicos jugadores en ejecutar penales en Mundiales con el estilo de Panenka.