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Por el Profesor Jorge Ottati

Chile_Equipo
Finalmente el largo sueño de Chile se hizo realidad, y en un Estadio Nacional repleto, con más de 40 mil banderas que fueron agitadas durante todo el encuentro, la Selección Chilena superó a Argentina por penales e inscribió su nombre entre los vencedores de la Copa América, luego de 99 años de espera.

Fueron 120 minutos donde el juego colectivo y ofensivo de Chile siempre superó a un equipo argentino, que pese a venir de un 6 a 1 ante Paraguay, salió con muchas precauciones y cambió, en el medio del río, el libreto para el cual estaban preparadas sus individualidades.

¿Qué ocurrió? ¿Fue Martino quien no acertó con los cambios en momentos claves del partido o fue esta generación de futbolistas que otra vez fracasó en un nuevo intento?

Sampaoli tuvo acierto en la propuesta y su equipo tuvo la iniciativa desde el comienzo, con una buena creación de Valdivia en la mitad de la cancha, la subida de los laterales Isla y Beausejour y la permanente movilidad de Alexis Sánchez, conscientes que la última zona argentina había mostrado, a lo largo del torneo, algunas debilidades.

Martino, por su parte, descansó en sus individualidades y en la presencia de Messi, para que este le resolviera todos sus problemas con una genialidad de esas que siempre nos tiene acostumbrado en su equipo Barcelona.

Pero Messi demostraba, por sus gestos corporales y su rostro, que no estaba en su día; se paseaba caminando por la cancha sin tocar el balón, desganado, con la mirada perdida y eso lo sufrió todo el equipo. Solo una jugada con su sello, al final del encuentro desperdiciada por Higuaín, es muy poco aporte para una final.

Y ahí comenzó a derrumbarse el castillo de naipes de Martino. Agüero no apareció; Di Maria, falto de competencia, arriesgó en una larga carrera y se lesionó; Lavezzi que ingresó por Di María tuvo una oportunidad y también la falló, e Higuaín que también vino del banco, no estuvo ni cerca de ser la solución. Con el ingreso de Banega se agotaron los cambios y todas las miradas en el tiempo extra se dirigían hacia el banco argentino, donde quedó Carlos Tévez, otra vez relegado por el técnico.

Luego del tiempo extra, donde ninguno quiso arriesgar mucho, se llegó a la definición por penales. Y ahí Messi puso su firma, pero la falla de Higuaín que elevó su remate por encima del horizontal y el disparo de Banega que detuvo Bravo fueron suficientes para que Chile, con mejor puntería, se llevara el merecido premio de su primera Copa América, con un golazo de Sánchez que anotó el 4 a 1.

Atrás quedaría la imprudencia de Vidal, la permisividad con el grupo de Sampaoli y el gesto antideportivo de Jara ante Uruguay. Todo un país celebraba y los futbolistas se abrazaban a una Copa que en la edición 44 estará unida por siempre al nombre grabado de Chile como campeón.

Luego de esta nueva final perdida por los albicelestes y con el peso de 22 años sin títulos, todos sabíamos que las duras críticas de la prensa no se harían esperar. Y el blanco preferido iba a ser, sin dudas, Lionel Messi.

¿Por qué suma tantos títulos con Barcelona y con Argentina no gana? Esa es solo una de muchas preguntas que no han tenido respuesta. Están los más radicales, quienes quieren que Messi se tome un largo descanso de la albiceleste, y los otros, quienes dicen que hay que tratarlo bien para que siga jugando con la selección.

En mi extensa trayectoria periodística he visto muchas finales y a grandes futbolistas que han brillado, y otros a los que la responsabilidad les ha pesado. Pero todos se han entregado por entero a la defensa de su divisa. Lo que más me extraña y que no alcanzo a entender, es la falta de motivación y energía que demostró Messi en la final.

Es esa mirada perdida, el no pedir el balón, el caminar por la cancha… es la falta de rebeldía en el líder futbolístico, al que además se le había entregado la cinta de capitán. Algo debe estar pasando por su cabeza que no le permite tener la misma felicidad que posee en Barcelona… el deseo de ganar, de hacer goles, de ser el mejor.

Todos sabíamos que esta Copa América iba a ser muy dura con respecto a la marca y la permisividad de muchos árbitros al atender las indicaciones para que el juego fuera fluido. También sabíamos que no se iban a respetar carreras, logros ni trayectorias y que el trato a Messi sería como a los demás. Pero el no traspirar la camiseta, el deambular por el campo de juego sin participar de las acciones con sus compañeros, el no rematar al arco, son asignaturas pendientes que quedan de este Messi que pareció su peor doble.

Hasta el abuelo materno de Messi lo dijo: “Allá en Barcelona triunfa y es el más grande que hay y aquí no va. En los tres últimos partidos estuvo flojo, pero los otros tampoco ayudan”.

Este no es el Messi que conocemos, el que gran parte del mundo admira… ese Messi, se quedó en España.

Copa-America-Panini_==2015