Hombre y máquina se dan la mano en RoboCop, una nueva versión dirigida por el brasileño José Padilha del clásico filme de 1987. Como realizador cinematográfico de documentales, Padilha dirigió y produjo tres películas: “Bus174”, “Garapa” y” Secrets of the Tribe”. En esta película, el policía Alex Murphy se convierte en el producto estrella de OmniCorp, la empresa líder de defensa robótica en el mundo. En la ciudad de Detroit, OmniCorp identifica la forma de introducir el policía perfecto. El problema es que la idea de que un robot apriete el gatillo pone nervioso a más de uno.
Para OmniCorp, Murphy representa una gran oportunidad. “Es un producto que ellos quieren vender”, explica Padilha. “Es un prototipo. Lo han desarrollado como quien desarrolla un nuevo refresco. Intentan dar con el diseño ideal de un nuevo robot para vendérselo a las comisarías. Potencialmente, estaríamos hablando de miles de millones de dólares que se embolsaría la empresa y están motivados a conseguir ese dinero a toda costa, aunque no sea de la forma más ética. Pero hay un detalle que han obviado… dentro del producto hay un ser humano”.
“La idea de OmniCorp es que necesitan un hombre dentro de la máquina, un hombre que tome las decisiones para que la corporación no quede como responsable si algo sale mal” explica Joel Kinnaman, estrella de la serie de televisión “The Killing”, quien interpreta a Murphy. “Mantienen intactas sus emociones en contextos sociales pero a la hora de enfrentar una amenaza o cuando se comete un crimen, la computadora toma el control. Cuando descubren que sus emociones hacen vulnerable el sistema, las desconectan por completo. Pero cuando Alex se reencuentra con su familia, sus emociones vuelven a aflorar y a controlar el sistema informático. Comienza a tomar sus propias decisiones nuevamente”.
Padilha asegura que su participación en el filme ocurrió de casualidad, por designios del destino: “Tenía una reunión en MGM, estábamos hablando de películas que me gustaría hacer. Tenían un poster del RoboCop original y dije: esa es una película que me hubiera gustado hacer. Es brillante, un clásico, les di mi perspectiva y dijeron: hagámosla. Fue una coincidencia, un estudio que tenía el material adecuado, un fan, y un póster”.
El director de producción Martin Whist, quien diseñó las diferentes versiones de RoboCop, dice que al dejar volar su imaginación, la realidad les daba la razón. “Comprobamos que para cada idea que se nos ocurrió que pudiera hacer RoboCop resulta que alguien ya lo está investigando ahora, en la vida real”, asegura. “Por ejemplo, ahora mismo hay gente en un laboratorio con sensores conectados a sus cerebros para permitirles mover una mano robótica con sus pensamientos. Se nos ocurrió emplear una pistola paralizante muy fuerte – y resulta que ya está en fase de desarrollo. Todo lo que aparece en la película está basado en la realidad”.
El propio RoboCop luce dos trajes totalmente diferentes y diferenciados. “El primero era un guiño a la película y el diseño originales”, explica Whist. “Es un poco menos sofisticado que el segundo traje, más cuadrado, menos ágil, y eso lo hicimos intencionalmente para mostrar la evolución de un RoboCop al siguiente”. En el RoboCop original los realizadores emplearon animación fotograma a fotograma. En la nueva entrega, los realizadores se decantaron evidentemente por los efectos visuales. “Ahora que somos capaces de emplear herramientas modernas tenemos más flexibilidad. Realmente somos capaces de integrar movimiento sofisticado y construcciones diferentes en esas escenas. Y esta forma de trabajar encaja perfectamente con el estilo de José; es muy activo y la cámara se mueve mucho, él vive el momento”, asegura el supervisor de efectos visuales James E. Price.
Al actor sueco Joel Kinnaman le interesó especialmente explorar la forma en la que Murphy recupera su humanidad. “Cuando avanzamos en la película se supone que Alex no debe sentir emociones; su doctor ha reducido su nivel de dopamina a cero. Su cerebro tiene acceso a todas las cámaras de televisión por circuito cerrado de toda la ciudad con imágenes de los últimos 20 años, y comienza a buscar imágenes de su hijo, su mujer y de sí mismo, para recordar quién es. Y al hacerlo, las emociones vuelven. Retrocede y recrea cuando intentaron asesinarle e investiga su propia muerte. Gracias a estos componentes comienza a cobrar vida – le devuelven su humanidad. Su familia es la llave con la cual comienza a recuperar su humanidad”. Explica Kinnaman que, como a muchos actores, el vestuario le ayudó a interpretar el personaje. “El traje pesa unos 20 kilos. Era muy incómodo, y me daba calor o pasaba frío. Pero eso me ayudó. Por muy incómoda que fuera la experiencia, me di cuenta de que todo ello era poco comparado con lo que sentiría Alex Murphy. Esa extraña sensación le ayudó a mi personaje”, agrega Kinnaman. “La inspiración para el movimiento de RoboCop es que fuera súper humano: todo fluiría al igual que en el cuerpo humano. Camina perfectamente, con fluidez, pero también quisimos rendir homenaje a la forma en la que se movía Peter Weller – por ejemplo, al caminar giraba la cabeza primero y a continuación los hombros”, asegura el actor.
La relación clave es, en muchos sentidos, la que llevan Alex Murphy y el Dr. Norton, el científico que crea a RoboCop. “De alguna forma se asemeja a la relación entre el Dr. Frankenstein y el monstruo”, explica Kinnaman. “Su relación es complicada; a veces son como padre e hijo”, explica Gary Oldman, quien encarna a Norton. “Alex es un experimento con el que Norton se implica emocionalmente. Y para alguien tan obsesivo como Norton, él es un reto que no puede dejar pasar”. Su trabajo toma un giro inesperado con la llegada de su mayor desafío: Alex Murphy. “Está sometido a mucha presión para llevar a RoboCop a las calles, incluso sabiendo que puede que no esté listo para eso”, dice Oldman. “Norton está en un verdadero aprieto. Tiene que ir contra todo lo que cree como médico y precisamente ahí comienzan todos los problemas éticos y morales”.
Michael Keaton interpreta a Raymond Sellars, el CEO de OmniCorp. “Hay muchas razones para elegir robots en contextos como el bélico, o para hacer cumplir el derecho: los robots no se pueden corromper, no se cansan, no tienen prejuicios, no son racistas”, explica el actor. “Sellars presenta ese argumento con lucidez. No es el malo al que estamos acostumbrados; se equivoca, pero con total lógica. Raymond Sellars es un hombre brillante con una ambición extraordinaria, un futurista amateur pero también eminentemente práctico. Él es quien manipula a Norton, pero no porque sea malvado o un mentiroso, sino porque tiene sus metas, y le dice a Norton exactamente lo que quiere y cómo quiere que lo haga. Está plenamente convencido de que tiene la razón”, explica Keaton.
El papel de Clara, la esposa de Alex, lo interpreta la australiana Abbie Cornish. “Clara es una mujer con los pies en la tierra, fuerte, e inteligente; una buena esposa y madre”, explica Cornish. “Sellars y Norton están buscando el candidato más idóneo para superar con éxito la transformación a RoboCop, y cuando seleccionan a Alex, es Clara quien deberá tomar la decisión final y firmar los papeles”, explica la actriz. “¿Cómo tomas una decisión así? Imagina que te dicen que sin esa operación tu marido morirá pero que si sigue adelante él cambiará por completo, ¿qué harías en su lugar?”.
Jackie Earle Haley asume el papel de Mattox, un ex militar que trabaja para OmniCorp, cuya responsabilidad es asegurarse que toda la tecnología robótica supere las necesarias exigencias militares y eso incluye a RoboCop. “Le encantan sus robots y de hecho, a su modo de ver, los robots minimizan el riesgo. Sabe exactamente qué van a hacer los robots. Por eso le molesta RoboCop; piensa que si introduces algo orgánico en el sistema, aumenta la incertidumbre y el riesgo”.
Samuel L. Jackson completa el reparto como Pat Novak, un comentarista político. “Es muy obstinado, muy pro-robótica y pro-OmniCorp”, dice Kinnaman. “Le entregamos varios monólogos largos, con mucho texto, y él los realizó, en una sola toma, sin error alguno”, explica Padilha.
Para lograr el look futurista de RoboCop, los realizadores acudieron al director de producción Martin Whist. Diseñó los trajes de RoboCop, las motos y los coches, las armas y los robots de efectos visuales. A la hora de diseñar los trajes de RoboCop asegura Whist que el segundo – el negro – acaparó más atención por parte de los diseñadores. “El segundo traje es negro, visualmente más estilizado, diseñado, meditado, y un poco más elegante y agresivo”. RoboCop dispone de dos armas principales: una potente arma paralizante que le sale del muslo (otro guiño más a la entrega original) y un arma que desenfunda del antebrazo. “Cuando diseñamos la pistola paralizante, quise comprender realmente cómo se extraía y operaba. El tamaño tenía que ser el adecuado, después de todo tenía que caber en la pierna. Y entonces tuvimos que pensar cómo desplegar el arma de una forma que fuera práctico para él”.
Whist también diseñó dos robots en el filme –el ED-209 y el EM-208. “En el caso del 209, quisimos también rendir homenaje al original”, explica Whist. “Guarda relación porque es bípedo, tiene una cabeza grande, y lleva artillería pesada. Pero además, quisimos actualizarlo; es más ágil y avanzado, más diestro, lleva pistolas más pesadas que además tienen mayor alcance”. Whist optó por un giro muy diferente para la motocicleta de RoboCop. Basada en una Kawasaki 1000, el equipo de diseño llevó a cabo modificaciones importantes. “Cambiamos la estructura, ampliando la distancia entre ejes. Es más larga que una moto normal, porque quería que RoboCop se inclinara hacia delante cuando estuviera en modo ataque y como él es tan grande una moto normal se veía muy pequeña.”