Por el Profesor Jorge Ottati

lampard– Al igual que hay jugadores con la habilidad de driblear y hacer amagues, están aquellos que su principal virtud es cortar balones, quitarle la pelota a los delanteros, defender su portería y eso también debe aceptarse como una habilidad, tan respetable como cualquier otra dentro del fútbol.
Es cierto que a la mayor parte de los fanáticos le gusta la espectacularidad de una anotación, ya que el gol es lo más bonito que tiene el fútbol, pero también se debe apreciar el buen funcionamiento de una defensa cuando achica para dejar a los delanteros fuera de juego, una gran atajada del arquero, cuando se realizan buenos relevos o se organiza una estrategia para anular a los rivales más efectivos, ya que eso también es saber jugar al fútbol.
¿Por qué hablamos de antifútbol cuando un equipo realiza a la perfección su estrategia defensiva y anula al equipo rival?
Un buen futbolista debe basar su preparación no solo en los entrenamientos que mejoren su actividad física, sino que además debe trabajar su capacidad intelectual para que le asegure llegar y mantenerse en los mejores niveles del profesionalismo.
¿No festejaron los italianos los títulos obtenidos en los Mundiales?  ¿Y cómo los lograron?
¿Cómo detuvo Mourinho con el Inter al Barcelona para ganar su título en la Champions League del 2010?  ¿Cómo el Chelsea eliminó también a Barcelona de la última Champions y luego se proclamó campeón de la misma?

En el fútbol lo máximo no es marcar un gol, sino hacer los méritos suficientes como para conquistar el triunfo con argumentos válidos.
Sin embargo, en los últimos años hemos visto que la marca ha disminuido notoriamente, se golpea mucho al llegar a destiempo en la jugada, se simulan muchas faltas que no son y la mayor parte de los defensas son muy robustos y toscos para la función que deben cumplir ante la agilidad de los delanteros.
Hoy en día debe apuntarse a defensas rápidos, con mucha agilidad y poder de recuperación, con muy buen dominio de los fundamentos, ya que el balón y los rivales que deben marcar son muchas veces muy veloces.

¿No se han preguntado también por qué se convierten tantos autogoles en todas las ligas del mundo?
Pienso que hay una manifiesta falta de recursos técnicos, desde manejar bien el balón a cómo acomodar el cuerpo para realizar una cobertura; los tiempos de reacción del defensa son lentos y la marca personal ha desaparecido. Además, los jugadores cada vez son más reacios a ver los videos de sus adversarios y utilizar la tecnología actual.
¿Me pueden explicar cómo los jugadores españoles no se han dado cuenta de los movimientos que realiza Messi para burlarlos de continuo? ¿Cómo este gran jugador,  con una gama impresionante de recursos, los deja por el camino buscando su perfil zurdo sin que nadie se anime a marcarlo, por miedo de quedar en ridículo?

Marcar es un arte y se debe aprender de la misma manera que se aprende a manejar el balón, a bajarlo con el pecho, a cabecear, a rematar con las dos piernas o cualquier otra actividad que realice un futbolista en el campo de juego.
Este trabajo se debe hacer en las divisiones inferiores, donde en lugar de ocupar a técnicos recién recibidos, deberían estar los mejores, como lo hizo Pekerman en Argentina, Jesús Ramírez en México, Jorge Griffa o Sergio Lobera en el Barcelona por citar algunos ejemplos.
Los defensas se han dejado estar y los más insólitos autogoles aparecen por doquier. Los arqueros no solo deben cuidarse de los delanteros, sino que también lo deben hacer con sus defensas que en cualquier momento pueden vulnerar su portería.
No solo deben existir en el fútbol entrenadores de arqueros, sino también especialistas de la línea de defensores, de volantes y de delanteros. Cada uno requiere un trato especial, algo que ya existe en otros deportes y ha dado excelentes resultados.

¿Cuántas veces en una conferencia de prensa hemos escuchado al técnico de turno disculparse al decir: ”Ustedes no saben lo que ocurre en los entrenamientos, antes de opinar deberían verlos”. Yo he estado en innumerables oportunidades presenciando entrenamientos y son pocas las veces en las cuales se realizan ejercicios con situaciones concretas de juego. Por ejemplo: colocar tres defensores y dos delanteros para ver cómo reaccionan con un envío en diagonal;  practicar tiros de esquina y exigir al ejecutante que coloque la pelota en el área chica para que trabaje la defensa y observar la salida del arquero; ejecutar remates libres y varias actividades que a diario se ven en el fútbol. ¿Cuántas veces hemos observado que un delantero se escapa solo y define mal ante la salida del arquero?  Y también la salida inoportuna de un arquero para achicar el ángulo de remate.
Eso es un tema de continua práctica: los volantes ofensivos y los atacantes deben saber resolver este tipo de situaciones en base a repeticiones al igual que el guardameta debe tener el suficiente don de ubicación y control emocional para intuir cuándo salir y cuándo quedarse bajo los postes.

Mientras en el básquetbol se practican lanzamientos con las dos manos, triples, tiros libres, situaciones de dos contra dos, ataques rápidos, en nuestro fútbol se sigue insistiendo con los entrenamientos en “espacios reducidos”, donde se coloca un arco pequeño que de nada sirve en una situación real de juego.  Años atrás, los futbolistas se quedaban al término de los entrenamientos para mejorar su técnica, ya fuera ejecutando tiros libres, penales o incluso haciendo rebotar la pelota contra una pared alternando pierna izquierda con derecha durante varios minutos, tal cual fue el caso de Diego Forlán que maneja ambos perfiles a la perfección.
Estamos de acuerdo en que hoy en día se juegan más partidos que antes, por consiguiente se entrena menos por el tema de traslados, descanso y recuperación, y por eso son más notorias las carencias técnicas de los futbolistas, que físicamente están muy bien, pero que no saben resolver situaciones de juego.  La culpa es compartida con los técnicos, que se preocupan demasiado por sus estrategias y no se dan cuenta que si sus futbolistas no están bien fundamentados de nada sirve lo anterior. El futbolista debe ser más profesional e inteligente para entrenar, llevar una vida ordenada y saber cómo utilizar el tiempo libre que dispone.

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