Por el Prof. Jorge Ottati
– Uruguay 3 – Paraguay 0
En octubre del 2009, en la penúltima jornada de las Eliminatorias Sudamericanas, Uruguay veía cómo se le estaba escapando la oportunidad de clasificar al Mundial. Perdía por 1 a 0 ante Ecuador, en la altura de Quito, un lugar donde a los celestes siempre les costó ganar. Sin embargo, Uruguay no se entregó y rápidamente anotó el empate con gol de Luis Suárez. Pero el empate no le servía a Uruguay, que necesitaba la victoria para seguir con la esperanza de la clasificación. Y en el último minuto del partido, Cavani escapó a velocidad y fue derribado por el arquero Elizaga, que le cometió penal. Diego Forlán tomó la responsabilidad y con un remate sensacional, que ingresó en el ángulo, le dio la victoria a Uruguay. El árbitro pitó el final del partido al ver ingresar la pelota al arco ecuatoriano y allí los uruguayos nos abrazamos porque sentimos que algo especial estaba sucediendo con ese grupo de futbolistas.
El festejo de esa noche en el vestuario celeste fue muy especial; los jugadores se dieron cuenta que con trabajo y convicción podían lograrse todos los resultados. Esa noche en Quito marcó a fuego el camino que luego nos dio el cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica y la coronación como mejores de América.
El domingo 24 de julio, la Selección Uruguaya hizo historia en el Estadio Monumental de Buenos Aires, al golear 3 a 0 a Paraguay en la Final de la Copa América 2011, para convertirse en la más laureada del certamen continental, con 15 títulos.
El primer gol fue de Luis Suárez, en una magnífica jugada individual; el segundo de Diego Forlán, tras recibir una excelente habilitación de Egidio Arévalo Ríos. Sobre el final llegó el broche de oro, en una gran jugada del ataque uruguayo, iniciado por un contragolpe a tres bandas, donde Cavani cruzó para Suárez, que con mucha inteligencia habilitó de cabeza a Forlán, quien con una excelente definición, como los grandes, marcó el tercero ante la salida de Villar. No solamente Forlán convertía su segundo gol, sino que con sus 31 conquistas igualó el récord histórico de Héctor Scarone, como máximo anotador con la camiseta celeste.
“Este título significa mucho para mí, porque mi abuelo y mi padre lo ganaron y ahora lo gané yo. Tres generaciones se llevaron este trofeo; el apellido Forlán quedará en la historia” , dijo este magnífico jugador al finalizar el partido.
Esta vez no hubo tiempo ni para alargues ni para penales, porque los celestes fueron superiores. Uruguay, por méritos propios, con un gran grupo de futbolistas, llegó a su título número 15 para convertirse en el más ganador de Sudamérica.
“Durante muchos años le hicieron creer al pueblo futbolero uruguayo que lo que pasó en el 50 era imposible de repetir. Pero en los últimos años se modificaron los parámetros para la derrota y la victoria, y eso generó un gran compromiso de la gente, que ha vuelto a creer en su selección”, dijo un emocionado Maestro Tabárez en una conferencia de prensa donde fue aplaudido por los periodistas presentes.
Uruguay fue el mejor equipo de América, con un capitán como Lugano impasable, con un gigante en la mitad de la cancha como Arévalo Ríos, solidario con todos sus compañeros, y con una dupla de atacantes como Forlán y Suárez que son capaces de llegar al gol ante todos los rivales. Y, aunque muchos no quieran reconocerlo, hoy Uruguay es la mejor selección de América, por encima de Argentina y Brasil.
Luis Suárez fue elegido el mejor jugador del torneo, se ganó el premio Fair Play y Sebastián Coates fue la revelación de la Copa América y Fernando Muslera se consagró como un gran arquero, pese a no recibir la distinción. El Maestro Tabárez, un gran estratega, nuevamente demostró que con trabajo, amistad, convicción, unidad y una generación brillante de futbolistas se puede alcanzar la gloria.
Esa misma noche, Uruguay partió en vuelo charter rumbo a Montevideo, donde lo esperó todo el pueblo volcado a las calles hasta la llegada al Estadio Centenario, a las 3 de la madrugada, para que los fanáticos les brindaran todo su cariño y celebraran con sus ídolos una conquista memorable, digna de la riquísima historia del fútbol uruguayo.