Por Jorge Ottati
Las palabras de LeBron James al terminar el partido contra el Heat comenzaron a ser noticia en el mundo. La presencia de Michael Jordan en el AmericanAirlines Arena, para promocionar el lanzamiento del último modelo del calzado deportivo Air Jordan, que será utilizado por Dwyane Wade, motivaron a LeBron a anunciar que dejará de usar el número 23 a partir de la próxima temporada, y a pedirle a la NBA que considerara retirar definitivamente el número que Jordan hizo popular en todo el planeta, como manera de homenaje por sus contribuciones al deporte, y que ningún jugador pueda utilizarlo de aquí en adelante.
Muchas veces se habló que el logo de la NBA, que está inspirado en la silueta de Jerry West, debería cambiar, pero la Liga no tiene intenciones de hacerlo, en parte porque entiende que, si se lo modifica y se incorpora la imagen de Jordan al mismo, se lo estaría asociando con la silueta creada por Nike.
El propio Jordan agradeció la idea de LeBron y de tantos otros que desean que se retire el número 23, pero piensa que antes que él existieron otros basquetbolistas que deberían recibir el mismo reconocimiento, como Wilt Chamberlain, Bill Russell, Oscar Robertson, entre otras luminarias de la historia.
Por ahora, a Jordan le retiraron su número en la ciudad de Chicago, en el United Center, algo que es conocido, por haber ganado en dicha ciudad seis campeonatos de la NBA con los Bulls. Lo que muchos desconocen es que su número también fue retirado en la ciudad de Miami; ocurrió en el año 2003, cuando MJ estaba disputando su última temporada con los Wizards, por idea de Pat Riley, el entrenador que enfrentó en innumerables ocasiones a Jordan como técnico de los Lakers, los Knicks y el Heat, que nunca pudo ganarle una serie de playoffs a los Bulls de Jordan, pero que supo reconocer la grandeza del mejor basquetbolista de la historia, y decidió homenajearlo en el sur de la Florida.
Se ha estado hablando mucho de Jordan en los últimos días, especialmente por su ingreso al Salón de la Fama y sus palabras en la ceremonia realizada hace dos meses. Muchos periodistas se sorprendieron al escuchar a Jordan, mientras hablaba de varias personas que a lo largo de su carrera lo motivaron a mejorar y a superarse día tras día. Dean Smith, John Starks, Bryon Russell, Pat Riley, Kevin Loughery, Jerry Krause fueron apareciendo en las anécdotas contadas durante el discurso, que demostraron en Jordan un espíritu competitivo sin igual en la historia de la NBA.
Hubo jugadores que anotaron más puntos (Kareem Abdul-Jabbar), que ganaron más titulos (Bill Russell), que tuvieron más asistencias (John Stockton), pero ninguno pudo dominar y perfeccionar todos los aspectos del juego como lo hizo Jordan en sus 15 temporadas en la NBA, quien además fue el más espectacular, el de mejor preparación física y el que tuvo el deseo de ganar más grande que haya existido en la rica historia del básquetbol profesional en los Estados Unidos.
Desde su regreso a los Bulls en marzo del 95 hasta su retiro en junio del 98, Jordan no faltó a un solo partido, a pesar de haber estado lesionado y enfermo en muchas oportunidades, pero su corazón enorme le impedía ausentarse, sin importar su condición física.
¿Cómo se explica su famoso partido contra Utah Jazz en las Finales del 97, cuando jugó con fiebre, deshidratado, al borde del desmayo, y terminó anotando 38 puntos y el triple que aseguró la victoria? ¿De qué forma se puede entender que haya ganado 72 de 82 partidos en su primera temporada completa después de su regreso a los Bulls, a los 33 años de edad? ¿Cómo es posible anotar 51 puntos con los Wizards ante los Hornets, marcarle 45 a los Nets al siguiente partido y hacer un tapón en el tercer juego ante Ron Mercer, golpeando el balón con ambas manos contra el tablero en los segundos finales del partido contra los Bulls? ¿Es casualidad haberle anotado 51 puntos a los Knicks en 1997, un día después que el técnico Jeff Van Gundy dijera que Jordan engañaba a los rivales al pretender ser su amigo durante los partidos? ¿Fue pura coincidencia anotarle 45 puntos a los Sonics ese mismo año sin ingresar a la zona pintada, cuando George Karl criticó a Jordan por no penetrar como antes?
Michael Jordan siempre buscó los desafíos, y en caso que no se le presentaran, él mismo los inventaba, para tener la motivación de salir al rectángulo de juego y demostrar quién era el mejor basquetbolista.
Hoy en día, ver un partido de la NBA, y observar la manera en la cual los jugadores regulan sus esfuerzos durante la temporada regular o dicen estar lesionados, mientras siguen cobrando sus contratos millonarios, contrasta claramente con un basquetbolista que siempre, y repito, SIEMPRE, jugó cada partido como si fuera el último. Como él mismo lo explicó en una oportunidad, nunca quiso decepcionar a los fanáticos que pagaban su entrada y que quizá esa era la única oportunidad en todo el año o en toda su vida que podían presenciar en el propio estadio de un partido de Jordan, y por ellos estaba obligado a realizar el máximo esfuerzo.
Que el Comisionado de la NBA, David Stern, decida retirar el número 23 está por verse. Que Michael Jordan es el mejor basquetbolista de la historia, eso, no tiene discusión.
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