Acompañados por la Lic. Myra Alejandra Luna, Gerenta de Relaciones Públicas de la Oficina de Visitantes y Convenciones, emprendimos el viaje a Tlacotalpan por una muy linda carretera, a cuyos costados observábamos enormes plantaciones de caña de azúcar, hasta que llegamos a su calle principal: Cayetano Rodríguez Beltrán.
Allí nos reciben autoridades del lugar y un joven guía, Fernando Lara, quien nos iba dando pormenorizadas explicaciones durante todo el recorrido que hicimos caminando bajo un sol que estaba en el cenit.
Esta hermosa ciudad que se emplaza junto al caudaloso río Papaloapan, (que significa lugar de las mariposas en lengua náhuatl), se caracteriza por sus edificaciones de un marcado carácter popular, con techos inclinados de tejas curvas, con portales de columnas y con pintura en sus fachadas en sus más increíbles combinaciones de variadísimos tonos que le dan un colorido espectacular.
Esta ciudad, que tiene su origen en la época prehispánica y su nombre quiere decir “tierra entre aguas”, está ubicada a 100 km. del Puerto de Veracruz. Es conocida por su tradición pesquera y por el Festival Anual de Música Jarocha.
Porfirio Díaz, que tuvo una hacienda en la localidad, la favoreció con la construcción de un dique flotante en 1874, que incrementó el comercio en esta ciudad portuaria. En esa época, se construyó el Teatro Netzahualcóyotl, el Mercado y la Aduana.
El mayor atributo de esta ciudad es su autenticidad y el estado de conservación que tienen sus edificaciones, lo que le ha valido que en 1998 UNESCO la declarara “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. El rasgo que más caracteriza a Tlacotalpan es su arquitectura, en especial la de las fachadas de sus casas.
Entre los lugares más importantes debemos destacar el Parque Zaragoza o Zócalo, con la puerta de ingreso del Palacio Municipal, la parroquia de San Cristóbal, que data de 1849, y la Capilla de la Virgen de la Candelaria, de 1786.
La parroquia es neoclásica y su torre muestra un reloj adquirido en Inglaterra en 1886. Un lugar a destacar es el magnífico teatro: ¡hay que verlo!
Otros lugares muy visitados son la Plaza de Doña Marta, el Templo de San Miguel, la Casa de Artesanías, ubicada en la antigua cárcel, en la cual apreciamos los gruesos barrotes de la reja original, y la Casa de la Cultura “Agustín Lara”, en donde se encuentra un pequeño museo, que los lugareños muestran con orgullo. Entre las canciones más conocidas del compositor e intérprete nacido en esta ciudad en 1900, se encuentran: “María Bonita” –dedicada a una de sus esposas, María Félix- “Noche de ronda”, “Solamente una vez”, “Granada”, tema este que interpretaron Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, Rocío Dúrcal, entre otros cantantes.
Es de destacar que uno de los factores relevantes en el nombramiento de Tlacotalpan como Patrimonio Cultural de la Humanidad es el de haber sido la cuna del periodismo mexicano. En 1864 se instala allí una imprenta y en 1869 aparece el primer periódico: el “Correo de Sotavento”.
Caminar por este lugar es un placer. La tranquilidad se respira en las impecables calles; los colores de las casas son un regalo para los ojos, aunque el intenso blanco del piso de la plaza y el metal de los bancos, enceguecen.
Realizamos todo el recorrido bajo el implacable sol, acompañados por una alta temperatura muy parecida a la de Miami en verano. En nuestro recorrido, mientras admirábamos todo lo que veíamos, escuchábamos el sonido del silencio. Las palabras del guía rebotaban en las coloridas fachadas de las casas, asombrosamente impecables, como si recién las hubieran terminado de pintar. Más de cinco, más de diez, más de veinte cuadras llevábamos caminando y la ciudad seguía invitándonos a recorrerla.
En un descanso, nos llevaron a degustar los famosos toritos veracruzanos: de jobo, de cacahuate, de guanábana, y … ¡los probamos todos!. Fue en el Bar y Museo de Tobías Carbajal, un simpático lugareño, que con orgullo nos dijo que allí se encuentran objetos y cuadros de Agustín Lara, quien era su amigo.
Sobre las márgenes del Papaloapan se encuentran ubicados en hilera pequeños restoranes que rivalizan en cuanto a menú con los que están cerca del Zócalo. Lo más importante que ofrecen son platos con productos de mar como róbalo, chucumite, mojarra, jaiba, camarón, con adobo o en escabeche. En uno de ellos fue que almorzamos.
Historia, color, brillo, limpieza, poesía, respeto, orgullo: pasado y presente de un lugar que debe conocerlo quien viaje a Veracruz.