Se han localizado 17 canchas de pelota y salvo la sur, todas son semejantes, pues presentan canchas con banquetas y taludes en la porción central, más angosta; los extremos están cerrados para producir la clásica planta en doble “T”.
A diferencia de los grupos de pelota de otros sitios, en los de El Tajín no se han encontrado anillos ni otro tipo de marcadores.
El Lic. Fernando Tricante nos acota: “El juego de pelota era religioso y el que ganaba perdía la cabeza en un sacrificio a su dios y siempre era el capitán del equipo, ya que pensaban que al morir su sangre se iba a convertir en 7 serpientes, símbolo de la diosa de la cosecha del maíz, su principal alimento. La cancha representaba la bóveda celeste, y por eso no cualquiera podía participar del juego, sino que debía ser de la clase superior: guerreros o sacerdotes”.
Siempre intervenían tres por equipo y la regla era que la pelota no podía tocar el suelo y el mejor era el capitán, que estaba colocado en el medio. El principal objetivo era que la pelota pasara de lado a lado utilizando los muros de los costados, el juego era muy rápido y por ello usaban protecciones y no existía tiempo ni cambios.
La pelota representaba el sol y por ello no podían pegarle con el pie. Hay tres plazas rectangulares que están rodeadas por estructuras monumentales en forma de pirámide, siendo la más impresionante la Pirámide de los Nichos, descubierta en 1785. Es de base cuadrada (aunque realmente no es una pirámide, porque no termina en punta) con cuerpos escalonados por nichos que rematan con una cornisa volada.
“El edificio es famoso porque tiene 365 nichos representativos del calendario civil, lo que determina la importancia que la astronomia tenía para que tuvieran una buena cosecha. El templo fue construido sobre un talud artificial de 7 metros de altura que mide 300 por 500 metros No cualquiera podía manejar el calendario, por eso el sacerdote gobernante era muy culto. El edificio está ubicado en el centro de la ciudad y la fachada principal mira hacia donde sale el sol y está decorada y debe haber estado pintada de rojo y negro. Es un edificio único en Mesoamérica y las cornisas voladas nos hablan de mucho cálculo y que eran muy buenos arquitectos e ingenieros”.
Una tercera zona está situada por encima de El Tajín Chico y comunicada directamente con este. Se denomina el Grupo de las Columnas, debido a que posee un pórtico sostenido por tres columnas construidas con enormes tambores de 1.10 metros de diámetro, totalmente recubiertos y adornados con esculturas en relieve. Es una zona de altura en donde los dirigentes construyeron sus casas, separados de los espacios públicos.
La planificación de la ciudad comenzó alrededor del año 100 a.C. y hacia el 1230, después de una sucesión de guerras e incendios, la ciudad fue abandonada, aunque hubo población que siguió habitando en los alrededores.
La Gran Greca es una plataforma amurallada en forma de greca y representa a un caracol marino. También sirve de base a dos templos. Fue de las últimas edificaciones.
El Tajín fue descubierto en 1785 por el Cabo de Ronda Diego Ruiz. De 1935 al 38, el Ing. García Vega realizó los primeros relevamientos topográficos del lugar continuados entre 1938 y 1977 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Dicho Instituto y la Universidad Veracruzana pusieron en marcha en 1984 un vasto proyecto de investigación, conservación y restauración de las zonas amenazadas. Actualmente, en la entrada, a la derecha, se encuentra el Museo, donde pudimos ver una enorme maqueta de la primitiva ciudad.