Por la mañana salimos del Hotel Gran Diligencias donde estábamos alojados y fuimos por las bulliciosas y concurridas calles de Veracruz hacia la rambla, ya que teníamos una entrevista agendada.
Llamó nuestra atención un grupo de personas que rodeaban y aplaudían a unos jóvenes. La curiosidad hizo que nos acercáramos.
Lo que presenciamos es algo que no se ve en todas partes: un grupo de jóvenes se zambullía a las profundas aguas, desde los muros del Malecón -al mejor estilo de los clavadistas- para recuperar monedas que les arrojan los turistas.
Los jóvenes piden que lancen una moneda al agua, esperan unas décimas de segundo, se tiran al agua y … ¡¡salen con el brazo levantado y la moneda entre los dedos!!
Felices, triunfantes, como si la moneda fuera un trofeo, ya que no siempre pueden recuperarlas todas.
Estos jóvenes no aceptan que les den monedas en las manos, quieren que la gente las arroje al mar. Ellos dan un espectáculo, diferente, peligroso, pero ese es su desafío diario.
