forlan-ottatiPor Jorge Ottati

El 6 de junio del 2009, en Montevideo, la Selección Uruguaya enfrentó a Brasil en la fecha 13 de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial de Sudáfrica, y el resultado fue tan contundente como sorpresivo: victoria de los brasileños por 4 a 0.

En el siguiente partido, Uruguay empató 2 a 2 con Venezuela y su próximo rival era Perú, una selección que ya no tenía posibilidades de avanzar a la Copa del Mundo. Pero Uruguay perdió por 1 a 0, con gol de Rengifo a solo 4 minutos del final del encuentro. La ida al Mundial se complicaba y cuatro días más tarde, en el Estadio Centenario y con la obligación de ganar, los celestes derrotaron a Colombia por 3 a 1.

El 10 de octubre, la cita era en la altura de Quito, donde Ecuador (23 puntos) y Uruguay (21 puntos), rivales directos, sabían de la importancia enorme que había adquirido este duelo, donde estaba en juego mucho más que 3 puntos, porque una derrota podría significar despedirse de la ilusión mundialista.

Los ecuatorianos abrieron la cuenta a los 68 minutos, con un gol de Antonio Valencia que fue celebrado por los más de 40 mil espectadores presentes en el Estadio Olímpico Atahualpa, así como por el personal de seguridad al costado del campo de juego. Pero solamente un minuto más tarde, Luis Suárez culminó un contragolpe celeste para empatar el partido en un gol por bando. La recta final del encuentro fue electrizante, y en los minutos adicionales, el arquero Marcelo Elizaga le cometió infracción dentro del área a Edinson Cavani, quien había ingresado en lugar de Suárez. Segundos después que el árbitro brasileño Salvio Fagundes señalara el punto penal, Cavani, todavía en el suelo y con sonrisa en su rostro, pidió para rematar el penal. Pero una voz le dijo: “Edi… lo tiro yo”.

La pelota ya estaba en las manos de Diego Forlán, quien se disponía a ejecutar el penal más importante de los últimos tiempos para la Selección Uruguaya, que en definición por penales había perdido dos semifinales de Copa América contra Brasil (Perú 2004 y Venezuela 2007) y un repechaje mundialista contra Australia (2005).

Forlán colocó el balón en el punto penal, tomó carrera, remató con potencia de pierna derecha y ubicó la pelota en forma magistral, en el ángulo superior derecho de Elizaga, para darle la victoria a Uruguay por 2 a 1, en la altura de Quito y conquistar un triunfo clave en la clasificación a la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.

La Selección Uruguaya sufrió mucho más de la cuenta durante las Eliminatorias Sudamericanas rumbo a Brasil 2014, e incluso tuvo una racha de 6 partidos donde solamente sumó 2 puntos, pero hasta en los momentos más difíciles, cuando la clasificación se había convertido en “misión imposible” y los celestes estaban “contra las cuerdas”, el recuerdo de lo vivido en la ciudad de Quito en octubre del 2009 sirvió como motivación para recuperar la mística, unir esfuerzos y concentrarse en el objetivo. Uruguay sumó 12 de los últimos 15 puntos, aseguró el quinto puesto y en el repechaje eliminó a Jordania.

Ese partido del 10 de octubre del 2009 marcó un antes y un después en la historia reciente del fútbol uruguayo. Allí se apreció la reacción ante la adversidad, el poder de recuperación frente al gol del seleccionado local, la categoría de los jugadores y la convicción en un estilo de juego, marcado por el Maestro Óscar Wáshington Tabárez, quien acumula más de 10 años ininterrumpidos como director técnico de los celestes. Y todo comenzó con un penal en la mitad del mundo…

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