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Se denomina pretemporada a la etapa del año cuando los equipos de fútbol inician los entrenamientos para una nueva campaña deportiva. Generalmente consta de 4 semanas y en ella se comienza haciendo los chequeos médicos para saber cómo llegan los futbolistas, y luego se inician los distintos microciclos para lograr el mejor acondicionamiento físico.

La pretemporada forma parte del léxico futbolero de técnicos, periodistas, preparadores físicos y fanáticos por igual, y constantemente se habla de ella en crónicas y entrevistas.
“El problema de González es que no hizo la pretemporada con el resto de los compañeros”. “Rivero no está rindiendo lo que puede porque su equipo no realizó una buena pretemporada.”

¿Será verdad lo que expresan algunos técnicos como frecuente excusa o lo que también dicen muchos jugadores cuando el rendimiento en la cancha no es el adecuado?

En mis largos años de periodismo, la pretemporada siempre ha sido un tema que despertó mi interés y lo he discutido con muchos preparadores físicos. Para mí, y lo he dicho públicamente, sí sirve para poner en ritmo al futbolista que viene de las vacaciones, para adaptarlo nuevamente al trabajo con sus compañeros, pero el efecto no dura toda la temporada. Además, llevar a los jugadores a hacer trabajos en la arena o en la altura no es lo más adecuado para un futbolista que se mueve en un terreno tan diferente como lo es el césped.

Hace poco, leyendo una nota de Paco Seirulo, preparador físico del Barcelona, confirmé lo que siempre pensaba con respecto a la famosa “pretemporada” palabra poco más que mágica de muchos entrenadores en el mundo del fútbol.

Dice Seirulo: “Cada deporte requiere un tratamiento específico. La velocidad en el fútbol es importante, pero velocidad sin precisión no sirve para nada, ya que lo importante es tocar el balón con la velocidad adecuada y hacia donde tú lo deseas”.

“Hay gente que piensa, por error, que los jugadores altos cabecean más y mejor. Y no es cierto. Hay que saber saltar y saber cabecear. Y en la historia, los grandes cabeceadores nunca han sido muy altos, más de 1.80, sino que se han destacado por su salto a tiempo, el adivinar la trayectoria de la pelota y el anticipar a los defensas”.

Pero lo más disfrutable de la nota de Seirulo es cuando se refiere al tema específico de un preparador físico: el calentamiento, la pretemporada y el uso de las pesas.

“La pretemporada es el tema más grave. Yo creo que es imposible que, entrenando un mes, se llene, como se pretende, el tanque de un futbolista para toda la temporada. Imposible. Y los preparadores tenemos que flagelarnos en esto pues le hemos dado demasiada importancia a la pretemporada. Hacer entrenamientos dobles y triples durante dos semanas no es bueno para los jugadores. Solo consigues fatigarlos y que lo estén pagando durante los cinco primeros partidos de Liga. Para mí, lo correcto es prepararse para el primer partido. Exclusivamente. Y luego para el segundo… y así. No se puede hacer una pretemporada entrenando dos semanas seguidas en tres turnos sin tocar el balón. Perjudica y no es útil.”  

Estoy en un todo de acuerdo con lo expresado por Seirulo, ya que en los comienzos de temporada generalmente se nota a los jugadores muy torpes en sus movimientos, lentos de reflejos y ello indudablemente se debe a las exageradas cargas efectuadas en su físico en la pretemporada. No estoy en contra de las pretemporadas, siempre que lo más importante sea la vuelta al grupo, al trabajo con pelota en el campo de juego, y a pequeñas cargas físicas que vayan acondicionando poco a poco el físico del jugador. Todo está en el profesionalismo que tenga el futbolista en su alimentación y en su vida personal. Si hace o no hace bien la pretemporada no debería ser excusa para que pueda demostrar todas sus habilidades sobre el campo de juego.